«Creo que me voy a ir»: Fuencis da la espantada en 'First Dates' al enterarse de la edad de su cita

Carlos Sobera se las prometió muy felices y apostó porque habría buena conexión entre ella y José Manue l (90). Pero esta vez su instinto de Cupido le falló estrepitosamente. A pesar de que tiene «los mismos pelos que años», este jubilado vasco conserva una envidiable jovialidad. «Me tiene que poner la canción ' Mi Huelva tiene una ría', para bailar un pasodoble», pidió nada más poner un pie en el restaurante del amor.

Además de sus dotes como bailarín, José Manuel presumió de otros talentos. «Tengo un sistema en la cama con las mujeres para darles cariño y me dan vida. De invierno, sin nada, sin bragas ni calzoncillos y la pierna echada por encima. Y de verano, desnudos los dos», le contó a un asombrado Sobera. Desde luego un sistema sexual infalible. «Echaba tres polvos diarios», agregaba.

Un tanto escandalizado, el presentador aconsejaba al soltero que esos detalles no se los contara a Fuencis . Tarde, porque en ese mismo momento ella le comentaba a Matías que el señor no le había entrado por los ojos nada de nada.

Al conocerse, la impresión de la segoviana sobre su compañero de velada empeoró todavía más. José Manuel le preguntó su edad, algo que un caballero, según Fuencis , jamás debe hacer. En cambio, él considera que unos 90 años tan bien llevados como los suyos no son un dato que esconder. Al saber la edad de su acompañante, ella agarró el bolso dispuesta a marcharse de la velada. «Mira Carlo s , que yo creo que me voy a ir», anunció.

Lejos de ofenderse por semejante desplante, José Manuel intentó hacerla cambiar de idea vendiéndose como un hombre romántico y cariñoso. Esfuerzos que, sin embargo, no le valieron de nada. Menos después de que Fuencis se enterara de que era camionero. «Le he visto distinto a lo que estoy acostumbrada, a mi marido. Era el segundo jefe de la empresa, más elegante. Siempre iba bien vestido y estaba bien puesto», fue lo que argumentó la jubilada para cancelar la cita.

José Manuel lo entendió y afirmó que tampoco era su prototipo. «Es muy bajita», apuntó. Un clavo saca a otro clavo, así que el invitado se olvidó del plantón y pidió otra mujer para tener la cita . Esa noche no pudo ser, pero Carlos Sobera le prometió que intentarían encontrar a su media naranja para presentársela en otra ocasión.