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La ventana indiscreta

Escuchar a escondidas

Lucía Cabanelas

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El pulso del mundo se mide en zapatillas de andar por casa y en la barra de un bar, cuando se llama a las cosas por su nombre y hablas y hablas creyendo que nadie te escucha. Tiene sentido, porque cuando te prestan atención la ... conversación cambia, el discurso se engola. No se habla entonces por hablar, sino por impresionar, inevitablemente, a otro.

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