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Televidente

Cantos de sirena

«Hay gente que pierde elecciones y otra que se mete a sirena: realismo mágico, pero de verdad»

Miopes del mundo, uníos

Una imagen de 'Gente sirena', ya en Netflix
Bruno Pardo Porto

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Hay gente que pierde elecciones y otra que se mete a sirena: realismo mágico, pero de verdad. Acaban de estrenar en Netflix un documental sobre esas personas (sobre todo mujeres) que se ganan la vida fingiendo ser medio pez por parques acuáticos y demás ... piscinas y mares con público. Es un oficio duro. El primer capítulo (hay cuatro, aquí vamos en serio) empieza con las sirenas saliendo del agua y gritando de dolor por el cloro en los ojos. Luego una enumera los peligros de su oficio: apneas, visión borrosa, hipotermia... Una fiesta, vaya. Por lo visto, el sirenismo, mezcla loca entre natación sincronizada y cabalgata de Reyes, es una profesión emergente en Estados Unidos, faro de Occidente todavía. «Hace veinte años fui la primera sirena independiente profesional, ahora hay miles en todo el mundo», dice una tal Hannah Mermaid. El negocio mueve hoy quinientos millones de dólares al año. Los trajes cuestan varios cientos. Y nadie se ríe mientras lo cuenta.

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