Televidente
'Poquita fe' y mucha vivienda
La serie flojea por su insistencia en atar la trama a una sola idea. Solo cuando abraza el absurdo de lo cotidiano vuelve a ser la comedia desternillante que fue
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Iniciar sesiónComo tema de conversación, el precio de la vivienda no da mucho más de sí. Ya todo suena igual que un Kiss FM de la problemática social que empieza con la subida del alquiler en Madrid y termina, después de un currículum inmobiliario que podría ... ser intercambiable con el historial amoroso de una estrella del indie, con alguien poniendo cara de esto es una mierda pero qué le vamos a hacer nosotros, que es una cara muy española y muy útil para sobrellevar silencios largos y más o menos graves, de tanatorio o amigo recién soltero. Es fácil: primero se suben las cejas y los hombros, como inspirando, luego se suspira y al fin llega la mueca, una mueca estoica que esquiva la sonrisa por la orilla de la comisura, ahí donde el moflete. Mientras tanto y no muy lejos Juan Travesedo de Juvilma Inmobiliaria nos enseña pisos en pleno cogollo de la ciudad, alguno a menos de un millón, que es el mileurismo de los ricos, en una performance cómica por real. También él se pluriemplea como vendedor y bufón.
El humor de 'Poquita fe' sale de la rutina del sofa para afrontar la crisis de la vivienda
EFEVitoria, 5 sep (EFE).- El fenómeno de 'Poquita fe' de lograr con los pequeños gestos de lo cotidiano...
Al contrario que la primera, la segunda temporada de 'Poquita fe' tiene tema: la vivienda. Y tal vez porque llevamos años hablando de lo mismo, y perimetrándolo, todos los gags relativos al alquiler de un piso en Madrid carecen de sorpresa y hasta de gracia, incluidos los que tienen que ver con la muerte de una anciana inquilina (hace mucho que sabemos lo que es la nuda propiedad, y sabemos también que el que compra una sabe que su casa tiene 'bicho'). La serie flojea por esa insistencia en atar la trama a una sola idea. Tiene menos ritmo y en este nuevo esquema los personajes se estancan y parecen menos vivos, más planos, más papel, más cosa. Solo cuando abraza el absurdo de lo cotidiano 'Poquita fe' vuelve a ser la comedia desternillante que fue. Aquí la cumbre son unos vecinos corrigiendo a un nazi que quiere pintar una esvástica y no para de equivocarse. «Y dicen que son la generación mejor preparada». También a la vejez le sacan partido, con el padre de la protagonista haciendo regalos con la bragueta abierta y sin calzoncillos. «Es que no los encontraba».
Lo mejor de la segunda temporada, sin embargo, es que sirve como invitación para volver a ver la primera.
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