«The man in the high castle»: La joya que bien merece una suscripción a Amazon

La ficción dirigida por Frank Spotnitz se inspira en la novela homónima de Philip K. Dick publicada en 1962 y se ubica en EE.UU. tras victoria de Alemania, Italia y Japón en la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de los 20 capítulos de los que, por ahora, se compone la serie, «The man in the high castle» nos muestra un mundo alternativo en el que ese «que habría pasado si...» se convierte en eje central de una historia que, no obstante, tiene mucho más que ofrecer más que la hipótesis de una realidad distinta.

Opiniones hay para todos los gustos y es posible que haya quien considere que a «The man in the high castle» le falta ritmo, aunque la realidad sea que la ficción de Amazon e s una serie lenta por necesidad. En la historia de Juliana Crane y compañía cada plano cuenta: cada silencio, cada detalle, cada movimiento de cámara viene a mostrarnos un giro importante en ese mundo paralelo en el que descubrir la verdad se convierte en una tarea peligrosa y casi imposible.

La ficción nos presenta varias tramas entrelazadas cuyos personajes muestran una evolución constante. La Juliana Crane del segundo capítulo de la serie ya no es la misma que la del primero. Tampoco lo será tras unos minutos más de guión. Sin desvelar spoilers, tan solo diremos que las historias sobre John Smith y Nobusuke Tagomi bien merecen un spin-off de Amazon. Si al argumento le añadimos las bondades de una fotografía impresionante y una producción sobresaliente capaz de convertir EE.UU. en una ciudad dominada por los nazis y el imperialismo japonés, tenemos en «The man in the high castle» todos los ingredientes para dar con una de esas «series de culto» que hace ya tiempo no vemos.

Aviso a navegantes. «The man in the high castle» no es, ni mucho menos, una serie histórica y el espectador debe sentarse ante ella dispuesto a ver un mundo paralelo, pero también mucha ciencia ficción y sucesos paranormales. Un punto de partida potente, una historia ambiciosa y Ridley Scott a los mandos. ¿Se puede pedir más?