Mucho dolor y poca gloria: la mala suerte de los españoles en los Oscar

La osadía se le agotó a los Oscar coronando a «Parásitos» , que además de mejor película, dirección y guión original, le robó a Pedro Almodóvar su única posibilidad de reconocimiento . Corea se impuso a España y dejó al veterano director sin premio. Su personalísima «Dolor y gloria» no pudo emular la suerte de «Todo sobre mi madre» o «Hable con ella», algo que parece ser ya tendencia. Y, aunque se acordó la Academia de que el cineasta seguía en activo 17 años después de su última candidatura, mala señal fue para el manchego quedarse fuera de la categoría de dirección, donde Bong Joon-ho, además del premio, le birló el hueco.

Parecía un buen año para el cine español, toda vez que concurrían en una misma edición tres opciones de reconocimiento en premios principales, algo prácticamente inédito. Pero España no pudo romper la maldición a la que parece abocada desde que Penélope Cruz se llevó el Oscar en 2008 por su papel en «Vicky Christina Barcelona».

La solvente interpretación de Antonio Banderas tampoco sirvió para imponerse a Joaquin Phoenix, que cerró con su Oscar por el Joker una carrera por la estatuilla dorada prácticamente perfecta. Ya lo vaticinó el malagueño esta semana, asegurando que, para él, «la nominación ya es un premio».

Era la primera nominación del actor español, convertido en el álter ego de su maestro Almodóvar , con quien debutó en «Laberinto de pasiones» enamorando a Imanol Arias.

La sensación no es de fracaso pero sí de oportunidad desaprovechada . Antonio Banderas, que conquistó Hollywood luchando con un florete y un antifaz y sin saber ni pizca de inglés, remató una campaña impecable en la que incluso expertos en los Oscar le colocaban como alternativa a Joaquin Phoenix, por delante de Leonardo DiCaprio, Adam Driver y Jonathan Pryce. Almodóvar no necesitaba presentación en un mundo en el que la reputación precede a su nombre, aunque la Academia disfrute más eligiendo nuevos maestros internacionales. Y Sergio Pablos, con su «Klaus», consolida el buen estado de forma de la animación española, inédita en los premios desde la nominación de «Chico y Rita» en 2011. Algo es algo, y cada uno se conforma con lo que puede. Aunque sepa más a dolor que a gloria.