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«Vigalondo Midnight Madness», una fiesta de cine raro para todos los públicos

Nacho Vigalondo analiza en TCM una selección de los filmes más extraños jamas imaginados

Nacho Vigalondo, en la presentación de su programa en TCM
Fernando Muñoz

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Si alguien tenía que comisariar un ciclo de cine raro, ese solo podía ser Nacho Vigalondo . El cántabro ha sido el elegido por el canal TCM para amenizar los últimos viernes de cada mes con una selección de títulos tan imprescindibles para el director como desconocidos para el gran público. Rarezas de todo tipo y pelaje, excentricidades más propias de chiflados que de genios pero que, con el contexto adecuado, se convierten en una verdadera fiesta imprescindible para cualquier amante del celuloide. Porque eso es lo que propone en realidad «Vigalondo Midnight Madness», que así se titula el programa, un viaje de cinefilia al que da paso el director con un monólogo en el que explica las claves del título que se verá a continuación. «No quiero hacer una crítica de la película elegida para cada noche, sino abrir una puerta y ofrecer al espectador una cuerda a la que agarrarse para guiarle en un viaje a un tipo de cine que seguro que le despierta algo», explica.

Películas antiguas o recién estrenadas, en blanco y negro o a color, sobre monstruos o sobre soldados ingleses, pero que tienen en común que fueron ignoradas por el público y la crítica de manera injusta (al menos para Vigalondo).

Obras inclasificables

«A field in England», filme en blanco y negro dirigido en 2013 por Ben Wheatley, es la encargada de inaugurar hoy en TCM esta particular muestra de cine exótico. Una historia ambientada en 1648 durante la guerra civil inglesa que podría ser la cara B de cualquier otra película de guerra. En lugar de ver el campo de batalla y oler la pólvora, el espectador se encuentra con un puñado de soldados perdidos en un descampado lleno de setas alucinógenas. Entre el terror a los uniformados enemigos que parecen estar en la zona y la magia lisérgica de los hongos, los protagonistas viven una alucinación de la que hacen partícipe al espectador, que quedará, eso sí, «hipnotizado». El reverso «conocido» que propone Vigalondo para comparar este filme es «Honor de cavalleria » (con v y sin tilde) del recientemente premiado en Cannes Albert Serra. Quizá la propuesta que hace el presentador al empezar el programa, abrir una botella de champán para disfrutar cada título, cobre así sentido.

Además de « A field in England », la lista de diez títulos que completan los diez programas ya firmados la completan: « Ikarie XB-1 » (1963), de Jindrich Polak; « Vinieron del espacio » (1953), de Jack Arnold; « Scabbard Samurai» (2011), de Hitoshi Matsumoto; «Spring» (2014), de Justin Benson; « La maldición de Frankenstein» (1957), de Terence Fisher; « Blue ruin » (2013), de Jeremy Saulnier; « Despertar en el infierno » (1971), de Ted Kotcheff... Ya algo más populares aparecen « Berberian Sound Studio » (2012), del ídolo de cierta parte de la crítica Peter Strickland, y « Ángel de venganza », del respetado Abel Ferrara.

Al lado de estas obras, « Los Cronocrímenes » de Vigalondo son «mainstream» y sus últimos títulos, « Open Windows » con Elijah Wood y « Colossal » con Anne Hathaway, bordean la categoría de «blockbuster». «Cada vez es más difícil sorprender al público con cine no visto porque cada vez hay más cine ignorado», explica el director, que desmonta la promesa de que internet y las plataformas ampliarían el gusto del espectador.

La «trampa» del streaming

«Antes, acceder al cine clásico era una aventura. Tenías suerte si en La 2 te encontrabas con un película de John Ford o de Jim Jarmusch. Ahora dicen que en internet es fácil acceder a todo, pero a cambio vemos que lo que más se veía se ve todavía más, y lo que antes se veía poco, ahora se ve menos», lamenta el creador, que se niega a calificar de clásicos algunos de los títulos aquí mencionados. «Ha menguado la cinefilia y la capacidad de elección; para muchos, el cine clásico es el que se estrenó cuando ya estaba vivo. Yo me resisto a llamar clásicos a películas del año 2000», explica.

Quizá la lista de títulos no atraiga al espectador medio, pero en cualquier caso, Vigalondo les promete disfrutar sin complejos de otras propuestas únicas y extrañas pero disfrutables. Quien no arriesga, no gana, y quién sabe si el público descubre una joya oculta.

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