Luis Tosar: «La historia de España es heroica y absurda»
El actor da vida al teniente Matín Cerezo en «1898. Los últimos de Filipinas», un filme «antibelicista» sobre la gesta de Baler
Cuando a Luis Tosar le propusieron protagonizar « 1898. Los últimos de Filipinas » tuvo claro que la mirada sobre la gesta de Baler debía ser «más crítica y moderna» que la de Antonio Román en su película de 1945. El director Salvador Calvo insistía ... ya en la misma idea durante el rodaje en el municipio canario de Santa Lucía de Tirijana, rodeado de un reparto de lujo que también incluye Javier Gutiérrez , Karra Elejalde , Eduard Fernández , Carlos Hipólito o Álvaro Cervantes : «No es un “remake”, nos hubieran tirado piedras. El discurso a favor de las glorias del imperio español de aquella versión no se sostiene hoy en día, aunque los hechos sean los mismos». Se refiere a los cincuenta soldados españoles que resistieron durante 337 días el asedio de los insurgentes tagalos en una pequeña iglesia a 11.000 kilómetros de casa. El objetivo: defender el único reducto colonial que le quedaba a España, a finales del siglo XIX, en ultramar, sin saber que el Gobierno ya lo había vendido a Estados Unidos por 20 millones de dólares. Un desastre que se advierte ya al comienzo del filme: «Ellos luchaban por la libertad, nosotros por la supervivencia de un imperio… y perdimos».
[ Una mirada desmitificadora sobre los héroes de Baler ]
«Siempre me había llamado la atención lo extraño y absurdo de este episodio», asegura Tosar, que se mete en la piel del teniente Martín Cerezo, único condecorado de aquella hazaña.
-No, pero conocía el episodio y, cinematográficamente, me interesaba que se viera esa desconexión. Creo que tiene mucho que ver con la historia de España, entre lo heroico y lo absurdo. Hablamos de una gesta que se estudia en las escuelas militares de Estados Unidos, pero que fue, también, el abandono brutal de unos soldados que estaban convencidos de que aún defendían la bandera de España.
-Resistieron sin nada un asedio de 337 días. Las cifras reales dicen además que solo murieron por disparos dos soldados, el resto por la enfermedad de beriberi.
—No tiene grandes cosas que le estimulen para volver a España y su vida es la carrera militar. Quizá ahora puedas encontrarte con militares de otro talante, mucho más humanistas, pero en la época de Martín Cerezo había muchos como él, que estaban familiarizados con la muerte. Hoy en día, para los militares la muerte es algo mucho más lejano, porque las guerras son más tecnológicas y mueren muchos más civiles que soldados.
—No, para nada. El personaje que interpreta Raymond Bagatsing, el comandante filipino Luna, deja muy bien a la revolución del Katipunan y mal al Estado español, que se desentiende de sus soldados.
—Es muy simple lo que voy a decir, pero es la guerra. Un conflicto al final es malo para todos. Son todo víctimas, indirectas y directas….nadie sale ileso de ahí.
Ver comentarios