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La perversión de Miércoles Addams, una adolescente demasiado común
Faltan los chasquidos, la mansión, la abuela y hasta el alma de aquella niña que solo disfrutaba intentando matar a sus hermanos. Son los Addams, pero rebajados con litros de drama adolescente y un misterio que no lleva a ningún lado
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Iniciar sesiónA priori, 'Miércoles' lo tenía todo para triunfar: libertad creativa, a Christina Ricci y hasta a Tim Burton . Pero por el camino la serie de Netflix perdió la esencia y el producto más burtiniano ha terminado siendo el que menos. Faltan los chasquidos, ... la mansión, la abuela y hasta el alma de aquella niña que solo disfrutaba intentando matar a sus hermanos. Son los Addams , pero rebajados con litros de drama adolescente y un misterio que no lleva a ningún lado.
Lo gótico es solo un revestimiento en 'Miércoles'; un efímero disfraz con el que camuflar lo que es una transición antinatural del personaje a la adolescencia más vulgar. El siglo XXI le sienta a Miércoles como la luz a un vampiro, le da alergia, sí, pero a cambio de freirla viva. En vez de contar una historia que permita comprender al más ingobernable de los Addams, la ficción se dedica a adoctrinar a aquella niña cínica y tétrica para que encaje en un instituto lleno de raritos demasiado normales. Miércoles tiene cada capítulo la piel más bronceada y los labios más sonrosados, termina claudicando ante las nuevas tecnologías y lo políticamente correcto e incluso sonríe con algo más de una mueca. Lo único realmente terrorífico de la serie es su moraleja: hay que aceptar al diferente, pero solo si cambia y se adapta al resto.
Jenna Ortega lo intenta. La actriz da el pego como revisión 'teenager' del icónico personaje que interpretó en los años noventa Christina Ricci, cuya aparición cumple con desgana la cuota nostálgica que demandaba el producto. El problema es el resto. La estética impersonal y colorida, el frágil y predecible misterio y una trama que, en lugar del absurdo humor y particular personalidad de los Addams, está empeñada en convertirse en heredera de otros, de Harry Potter a Sabrina. Es complaciente y está lleno de trampas pero nada es lo suficientemente raro para que encaje, ni siquiera el monstruo, el único en cuyos ojos se puede ver algo del espíritu de Tim Burton.
La familia Addams apenas es una cuota. Es inexistente la química entre Gómez y Morticia, aka, aunque cueste imaginarlo, Luis Guzmán y Catherine Zeta-Jones , que busca la luz ahí donde Anjelica Huston la evitaba. No es que el Tim Burton, director de varios capítulos y productor ejecutivo, haya filmado una mala serie, simplemente es que se nota muy poco su mano. Como producto para adolescentes pasa el corte, gustará a buen seguro a su público objetivo; pero como obra escogida (no es un encargo de la productora) del maestro de lo gótico carece de su firma. Resulta difícil de entender que un director con tanta personalidad haya firmado una serie tan anodina y convencional sobre un personaje tan desbordante de gélida alma. Falta magia oscura.
La perversión de Miércoles Addams, una adolescente demasiado común
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