Meryl Streep: «Thatcher demostró que una mujer puede ser líder»

Suma ya 17 nominaciones a los Oscar, aunque solo ha ganado dos. Su brillante trabajo en la piel de Margaret Thatcher podría valerle el tercero

Meryl Streep: «Thatcher demostró que una mujer puede ser líder» REUTERS

FABIÁN W. waintal

—¿Con más nominaciones al Oscar que cualquier actor, reconoce que figura entre los mejores de Hollywood?

—Bueno, por lo general no suelen nominar al Oscar a gente que no esté entre los mejores de Hollywood (risas). En el caso de «La dama de ... hierro» fue interesante conocer a una mujer que creció durante la guerra, seguirla después de la guerra, en Gran Bretaña, en los tiempos de privación y ver cómo alguien desarrollaba su propia filosofía y la ponía en práctica con soluciones que ella encontró para su país.

—¿Resulta difícil encontrar personajes parecidos en Estados Unidos?

—Fue realmente generoso contar con un personaje tan inusual. Es una mirada detrás del poder, desde el punto de vista de alguien que ya no tiene poder. Tampoco es una biografía, ni un documental. Es una mirada muy selectiva de ciertos desafíos que recuerda una anciana como Margaret Thatcher.

—¿Por qué cree que se merece el Oscar? ¿Qué fue lo más difícil?

—Lo más difícil fue mostrar el poder que tenía Margaret Thatcher. Ella se mantuvo en el Parlamento y tuvo éxito porque tenía los nervios suficientes como para convencer con un simple respiro. Yo pasé por escuelas dramáticas y me costó repetir los discursos que ella había hecho. Me quedaba sin aliento con el lenguaje de su oratoria y la complejidad de sus pensamientos, donde siempre lograba encontrar el punto al que quería llegar.

—¿Pero la película no muestra el lado suave de Thatcher?

—En muchas partes de la película, ella va recordando; es la historia de una anciana desde su punto de vista. Irónicamente, ella es muy frágil al final de su vida.

—¿A nivel personal admira a Margaret Thatcher, incluyendo la polémica guerra con Argentina y las Islas Malvinas?

—Yo admiro a cualquiera que decida tomar un papel de liderazgo y para una mujer es mucho más difícil. Es un desafío. Admiro a la gente que decide dar un paso adelante, que decide tomar ese veneno especial que está reservado a la política. Pero a nivel personal, yo tenía un punto de vista reducido sobre Margaret Thatcher. Hice lo que hacemos todos con los líderes políticos con los que no estamos de acuerdo. En cierta forma, los encapsulamos. Y fue interesante ver al ser humano detrás de los titulares, imaginando cómo se ve una vida tan grande y controvertida, tratando de lograr cierta compasión con alguien con quien no estoy de acuerdo. No hay muchos directores de cine que se interesen por investigar lo que significó semejante liderazgo para una mujer. Por eso me interesó tanto hacer la película.

—¿Lo que más destaca de la verdadera historia?

—Margaret Thatcher generó un cambio. Demostró que una mujer puede ser líder. No tenía problemas en conducir el país. Y los hombres no tuvieron ningún problema en seguirla. Para mí, como actriz, fue una tarea muy intimidatoria hacer este papel, porque estaba rodeada de actores británicos maravillosos y yo era la única mujer en la sala. Pude entender lo que sentía Margaret Thatcher cuando entraba a un lugar donde los otros políticos eran todos hombres. Por suerte, el equipo me dio la bienvenida a este territorio al que no pertenezco. Y en cierta forma, tuve el coraje de interpretar a Margaret Thatcher porque marchó por la política sin sentirse intimidada. Por eso mismo pensé: «Si ella pudo, yo también puedo».

—¿Si tuviera que agradecer a alguien, ahora, como si estuviera a punto de recibir el Oscar?

—A la directora, Phyllida Lloyd, que logró casi lo inexplicable. Tiene mucha paciencia y claridad mental. Nunca tuvo miedo de hacer la película.

—¿Y si pudiera preguntarle algo a la señora Thatcher, qué sería?

—Me interesaría saber lo que piensa ahora de Europa, con la crisis de la deuda y si sus puntos de vista evolucionaron.

—¿A qué otras mujeres históricas admira?

—Me interesan las historias femeninas que todavía no se escribieron. Incluso estoy tratando de conseguir que el Congreso permita comprar un terreno para construir el primer museo sobre la historia nacional de la mujer en Estados Unidos. Es algo que debería existir. Como dijo Margaret Thatcher: «Si quieres que alguien hable sobre algo, pídeselo a un hombre. Pero si buscas que algo se haga realmente, pídeselo a una mujer».

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