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El socialismo se hunde

El batacazo electoral sufrido ayer por los socialistas catalanes no es otra cosa que el detonante definitivo para el fin del zapaterismo. El triunfo de CiU —y del PP— certifica el proceso irreversible de cambio en España

SI Cataluña significó en la historia política de Rodríguez Zapatero su plataforma de lanzamiento personal y el laboratorio de ideas extremistas contra la derecha y contra el pacto constitucional de 1978, la debacle electoral sufrida ayer por los socialistas catalanes no es otra cosa que ... el detonante definitivo para el fin del zapaterismo. Únicamente la prerrogativa presidencial de disolver el Parlamento mantiene con vida política al presidente del Gobierno, pero la derrota de Montilla, la peor de la historia del socialismo catalán, certifica el proceso irreversible de cambio en España. Y este cambio arranca, aunque parezca un contrasentido, con un Parlamento catalán más nacionalista que nunca, cosecha propia de la política territorial y de pactos con la que Zapatero puso en jaque el orden constitucional y pervirtió el papel propio de la izquierda catalana como fuerza de contención del nacionalismo. Los electores catalanes han preferido el original nacionalista de Artur Mas a la fotocopia soberanista —y borrosa— de José Montilla. El «pacto del Tinell» y la aventura anticonstitucional del Estatuto de 2006 han puesto al socialismo fuera de juego en Cataluña, pero con una responsabilidad directa en Rodríguez Zapatero.

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