Cardo máximo
Blanco y negro
La principal trinchera en estos momentos en nuestro país se traza en torno a lo público
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Iniciar sesiónOjalá la vida fuera como esa rememoranza en blanco y negro que ha filmado Kenneth Branagh en 'Belfast', donde las trincheras entre buenos y malos -acertadamente entreverados los unos (católicos) y los otros (protestantes)- están tamizadas por la mirada inocente e ingenua del niño protagonista. ... Uno, que disfrutó con 'Chitty Chitty Bang Bang' en una sesión familiar de cine como sucede en la película y que disparó aquellas pistolas chispeantes del espacio como la que le trae Santa al crío, echa de menos esa visión ternurista y desprejuiciada con que fuera de la piel de toro miran su pasado, aunque sea tan duro y tan implacable como el conflicto norirlandés en los meses inmediatamente anteriores al Bloody Sunday del que justo acaba de cumplirse medio siglo.
No es un mal de nuestro cine -el aburrimiento sí que lo es, como quedó de manifiesto en la gala de los Goyas- sino de nuestra sociedad, en la que los bandos en tensión alrededor de cualquier cuestión están caricaturizados de un modo grotesco. Aquí, los buenos son muy buenos y los malos, pésimos. Sin mezcla alguna; un guionista aquejado de superioridad moral ha repartido los papeles y no hay discusión posible. No de una manera objetiva sino en función de la perspectiva con que se mire la realidad. Vamos, de qué lado de la trinchera -esa que la película retrata a la entrada de la calle en disputa- se está.
Aparte sobre cuestiones que tienen que ver con consideraciones morales (léase aborto, eutanasia, ideología de género, etcétera), la principal trinchera en estos momentos en nuestro país se traza en torno a lo público. La izquierda ha convertido su defensa numantina en la principal seña de identidad de su acción política prescindiendo de cualquier matiz: lo público es bueno; lo privado, sospechoso cuando no abiertamente malo. Cada día se arraciman sobre la mesa de redacción un buen puñado de manifestaciones de esta miopía.
Ejemplos de estos días los hay a porrillo. Emvisesa es buena aunque se le vaya el 45% del presupuesto en pagar nóminas; el SAS es malo porque ha prescindido de 8.000 eventuales; el dinero de todos se dedica a subvencionar retiradas de licencias de taxi concedidas por la misma Administración… Luego, cuando alguien como el nuevo gerente del hospital de la Cruz Roja propugna que los centros privados colaboren con el sistema público en la gestión de la Atención Primaria, puede saber de antemano sin temor a equivocarse qué eco va a tener en según qué lado de la trinchera.
El mundo se mueve en la escala de los grises, no en los colores sin mezcla de quienes prefieren manejarse con apriorismos inamovibles. Hasta en eso, en el uso del blanco y negro como vehículo expresivo, nos brinda su lección Kenneth Branagh.
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