Decálogo para destruir a Sánchez

3.El eslabón débil del pacto es Puigdemont, que está en falso ante sus partidarios porque sabe que de un modo o de otro todo ha aceptado una solución personal a cambio de sacrificar sus supuestos ideales.

4. Si la derecha se conforma con tener razón le basta con seguir haciendo lo que hace, pero tendrá que ser desde la oposición. Si no quiere tardar por lo menos cuatro años en recuperar el poder ha de aprender a atacar al adversario donde más le duele en lugar de regalarle la munición.

5. En el futuro sería más inteligente que Vox y PP combinaran sus golpes en el pecho –y en la pared– con poner de manifiesto los incumplimientos del PSOE en el 'acuerdo histórico' al que han llegado con Junts y cómo una vez más Pedro Sánchez se comporta como un mentiroso patológico para burlar a sus interlocutores.

6. Si el centro-derecha quiere que su patriotismo sea útil para España y no sólo un ejercicio retórico tiene que aplicarlo con inteligencia. No basta con disparar al bulto porque el bulto es Sánchez y tiene la piel de elefante.

7. A Sánchez hay que denunciarlo pero siendo conscientes de que la única manera de debilitarlo es hacer saltar por los aires su alianza con Junts y el PNV. Hay que romperle el relato a Puigdemont de que su negociación con el Gobierno servirá de más de lo que sirvió la de Esquerra.

8. Por debajo y sin que se note –y otra vez concediendo la repulsa que esto va a causar– el PP tiene que sacar provecho del trabajo sucio que le ha hecho el PSOE normalizando a Junts con la amnistía y tejer puentes con el partido de Puigdemont y el de Ortuzar para que los socialistas no tengan tan fácil la siguiente investidura o su voto asegurado en una eventual moción de censura.

9. La realidad es lo fundamental en la política. Cuando nos alejamos de la realidad, Frankenstein se acerca. Los principios se quedan en lo meramente enunciativo sin una estrategia. Entiendo que los ánimos están caldeados en la dinámica del 'agitprop' la derecha suele perder entre acusaciones de fascista.

10. La Justicia –es decir, lo ajeno a la elección directa de la gente– limitará una vez más las aberraciones políticas de Pedro Sánchez. Hay motivos para estar indignados con el presidente pero sobre todo los hay para estar enfadados con nosotros mismos por cómo hemos votado. Sánchez y Puigdemont han llegado a este acuerdo porque una aritmética parlamentaria, por criticable que sea la ley electoral, se lo permite. No podemos solamente quejarnos.