Pestañas

Nos contaba ayer Rosario Pérez que a Morante le habían llamado gordo en Bilbao. Los toreros y los futbolistas (también los árbitros) son, ya puede José Manuel Soto maldecir a Sánchez, las personas más vilipendiadas. Es tradición que salgan al ruedo y al campo con su imán de gilipollas puesto. Y el traje de luces engorda. Como la tele. Cuando le dieron el segundo premio taurino de ABC, vi llegar a Morante con tipín. Con tipazo. Vestido de torero no es que esté gordinflón, pero sí fornido. Paul Preston llama robustas o corpulentas a las gordas de las que escribe, fascistas o rojas. Pero no gordas. Los Toreros Muertos compartían casa de discos con Isabel Pantoja. Hoy no sé si se permitiría el nombre. Bueno, saldrían a criticarlo. Se puede decir todo. Otra cosa es que te critiquen. El juego es así, como sostiene Ricky Gervais.

No me siento tentada de analizar las ideas. No las veo, no las leo. Sí veo pestañas. Y carnes. Y dientes. Más trascendentes. El otro día hablaba con una amiga de que Samantha Hudson se había puesto brackets. A mi amiga le pareció que estaba traicionando algo. No sé, el alineado de los dientes. En Sumar tienen a una señora portavoz con apellido de pantalón vaquero que va justificando las concesiones a Junts. Hay que dar «pasos valientes». Puedes soltar los mayores disparates porque con esa boca no voy a pensar en otra cosa. Qué genia es Yolanda Díaz, poner una portadientes.

Aquí estaré para más conclusiones intrascendentes sobre pestañas, dientes y toreros (no) gordos.