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vivimos como suizos

El pelo

El neofeminismo, del que Barceló ha recibido una flecha amiga, vive en un mundo virtual de todo-es-machismo

Rosa Belmonte

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Que Pablo Iglesias es como el sol de los Teletubbies o la madre de Woody Allen que desde el cielo da la tabarra a su hijo en 'Historias de Nueva York' resulta tan evidente que lo normal es que Àngels Barceló cayera en la trampa. ... En la entrevista a Ione Belarra. El «usted no sabe con quién está hablando» se ha convertido hoy que todo-es-machismo en «esa pregunta no me la harías si fuera un hombre». Algo tan robótico como cuando hablas del aspecto de una mujer y te riñen: eso no lo dirías de un hombre. Miras para atrás por si están hablando con otra persona. Que yo no hablaría de los zapatos, pelo o ropa de un hombre. Vamos, anda. Pero a veces toca hablar de mujeres. En el vídeo de la Ser con Belarra afectada por preguntarle Barceló si iba a consultar con Iglesias, lo más llamativo es el pelo de Àngels. Sí, miro el dedo que señala la luna porque no hay luna alguna. Es más importante el pelo de Barceló que las mentecatadas de Belarra. Porque el neofeminismo, del que Barceló ha recibido una flecha amiga, vive en un mundo imaginario de sexismo sistemático (sistémico, dirían). Y saben lo de Thomas Sowell: «No hay negocio más lucrativo que luchar por derechos que ya se tienen, en nombre de opresiones que no existen, con el dinero de aquellos a los que se califica de opresores».

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