Suscribete a
ABC Premium

Arma y padrino

Líneas rojas, metas volantes

Podemos se enfada, pero se queda; cuando les dicen que con su pan se lo coman y hacen recuento de puestos, la cosa sale a deber

La flotilla y los muertos de risa

La tapadera

Rebeca Argudo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Las líneas rojas de la extrema izquierda para con sus socios de gobierno son como metas volantes: flexibles y temporales. Por eso es siempre lo próximo en ocurrir la gota que colmará el vaso, lo francamente inaceptable. Y, claro, como siempre es la próxima, en ... cuanto ocurre ya lo es otra, la venidera, y no lo es esta. Todo un dilema ontológico transformado en trilerismo moral de oportunista político. Y siempre, eso sí, con el ceñito fruncido y el morrito apretado (ese gesto tan de activista constante, tan de cabecilla asambleario). Amenazan, soliviantados y sin dar crédito a lo ocurrido, con dejar de respirar e irse (que por quién les toman) pero siempre se quedan. Para cuando llega la siguiente inadmisible decisión, el siguiente oprobio, el gris medio de su moralidad ya se ha desplazado de nuevo, como en un fotómetro estropeado, y la línea roja se ha desplazado un poquito más allá. Como en un problema de lindes de la Galicia profunda a mediados del siglo pasado pero trasladado a la honestidad ideológica.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia