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Perdigones de plata

Vacaciones artificiales

La IA les dicta los países a visitar, las rutas a recorrer

Perejil

Financiación sideral

Ramón Palomar

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Espabilar o morir. Y espabilabas, vaya que sí. Fui de la primera generación de la beca Erasmus cuando la martingala no era sino deshilachada experiencia piloto. «Aprovecha, que no sabemos si esto durará», apuntó la profesora que me enchufó allá en el bar de la ... facultad. Y soltaban una pasta gansa. Marché de Valencia a Toulouse en autobús. Luego desde esa ciudad hasta Pau en tren. No recuerdo cómo llegué, pero llegué. Viajar a lo pobre en aquel tiempo cimarrón destilaba cierta aventura casposa de improvisación permanente, de traqueteo constante. No existían ni los celulares ni mucho menos la IA. Durante aquellos meses de diversión garantizada llamé tres veces a casa, y sospecho que exageré. «Cuidado, hijo mío, que ahí juzgan etarras, lo he visto en la noticias…», susurraba mi madre.

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