Perdigones de plata

Por allí resopla

El instante supremo vino cuando la flotilla hundió en las oscuras aguas sus teléfonos móviles

El sobornito

Voto de silencio

Así como el vencido líder galo Vercingétorix arrojó su escudo y su espada a los pies de Julio César, la audaz marinería de la célebre flotilla que en nada envidia las gestas de Álvaro de Bazán o Blas de Lezo, se vio obligada a ... lanzar por la borda la utillería de cocinillas náutico, no fuese que las tropas israelíes tomasen el cuchillo de mondar patatas por un arma de destrucción masiva. La Historia, así con mayúscula, que diría Navales según lo escribe Prada, nos ofrece grandes momentos. Sin duda estamos ante uno de ellos, lástima que Stefan Zweig se marchó hace tiempo y no puede inmortalizarlo…

Pero el instante supremo, acaso el de mayor enjundia heroica, vino cuando también hundieron hacia las aguas oscuras sus teléfonos móviles. Salvo en caso de terrible calentón que te obnubila la mente, una de esas ocasiones en las que algunos destrozan su telefonillo contra el suelo, aquí, prescindir del chisme que no es sino natural prolongación de nuestra mano, desprende un no sé qué de rotundo valor que admiramos y nos conmueve. Y no me vale que usted, acaso lector malpensado, intuya malicioso que escondían otros celulares en el rincón más oculto de la sentina. No importa. Sólo el gesto de exterminar por ahogamiento el faro tecnológico que les proporcionaba el soporte desde donde narrar sus peripecias de lobos de mar, sus cuitas de tripulantes a pleno sol, sus aventuras de activistas de fortuna del sector multiusos (antes cambio climático, luego Gaza, mañana ya veremos), merece que nos quitemos ante ellos el sombrero, la gorra gravoche, la de plato e incluso nuestra amada boina planiana. Despojados del móvil yacen sin conexión, sin el hilo que les une al mundo, sin la coartada para continuar su labor de puro maremoto. Y a nosotros, ¿qué futuro cercano nos aguarda sin escuchar ni ver a Barbie Gaza, a la Colau o a la niña Greta? Por favor, que alguien me recomiende una serie. Y a ser posible con trama de tierra firme, que con tanto viento marino andamos un poco cojitrancos como el capitán Ahab y tampoco es eso.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios