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Perdigones de plata

Encontrar empleo

El pobre David Sánchez, genuino ser de luz, jamás gozó de un enchufe de alta tensión. Qué va

La sonrisa del fiscal

Vaquillas y cabestros

Ramón Palomar

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Navegamos entre la exageración y el desahogo, entre el despiste y la vagancia. Encontrar empleo, un buen empleo con el sueldo puntual y asegurado gracias a las arcas públicas, no resulta tan difícil. Los parados que buscan cacho porque renuncian a la sopa boba de ... la paguita limosnera que te compra el alma como un diablo rácano, no se enteran. Observen a David, el hermanísimo, nuestro von Karajan de bolsillo, de sección de oportunidades. ¿Dónde localizó su bendito curro? Pues en internet. Nuestros parados rastreando labores remuneradas pertenecen, seguramente, a la raza de los cibertarugos. Ignoran, caray, que en estos tiempos modernos, si no surfeamos sobre las aguas turbias de la red nos comemos los mocos y, desde luego, jamás conseguiremos magníficas propuestas para saciar nuestros apetitos de trabajador honrado.

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