Lo que no sabemos que no sabemos

Tendemos a fabricar pautas de conducta y modelos que nos ayudan a despejar las incógnitas sobre el futuro. Pero conocemos por experiencia que rara vez lo que sucede confirma nuestras expectativas. En este sentido, lo único que podemos hacer hoy es especular sobre las hipótesis con mayores posibilidades de convertirse en realidad.

Dada la aritmética electoral, sí parece imposible un Gobierno independentista. Las urnas han sepultado el 'procés', por lo menos, de momento. Salvador Illa ha sido el gran vencedor de estos comicios, habiendo conseguido superar en votos y en escaños a Junts. Pero no está claro que pueda gobernar, ya que es posible que ERC se niegue a facilitar su investidura y opte por pasar a la oposición.

Tampoco es posible saber cómo van a afectar estos resultados a la legislatura en el Congreso. Resulta también lógico inferir que Puigdemont puede retirar su apoyo al PSOE, dejando en minoría parlamentaria al bloque gubernamental. No parece concebible que Sánchez deje gobernar a Puigdemont a cambio de asegurarse su respaldo en Madrid.

Esto no significa que vaya a disolver las Cámaras antes de acabar este año porque hay factores desconocidos en la ecuación. Por ejemplo, los resultados de las próximas elecciones europeas, que servirán para establecer el nivel de apoyo social que respalda al presidente. Un fuerte voto de castigo haría muy difícil la continuidad de la legislatura, pero no imposible.

Y existen por añadidura 'cisnes negros', enteramente imprevisibles, que pueden trastocarlo todo y hacer que los acontecimientos tomen un giro que escapa a cualquier predicción lógica. A esto se refería Rumsfeld cuando hablaba de los hechos desconocidos que desconocemos. Algunos lo llaman azar.

Estamos asistiendo hoy a las reflexiones de los partidos, los expertos y los periodistas, que, como resulta inevitable, analizan los escenarios más probables. Pero la realidad es cada vez más compleja y volátil, más inestable e imprevisible, lo que aumenta las posibilidades de error en las predicciones.

El derrumbe del PSOE en las municipales y autonómicas preludiaba el final de Sánchez. Pero las generales dieron un vuelco y, contra todo pronóstico, el líder socialista pudo seguir gobernando. Ahora su indiscutible victoria en Cataluña, que avala pero no justifica su amnistía, podría conducir a su defunción política. Es posible morir de éxito y triunfar en el fracaso, lo que corrobora que el futuro es siempre un misterio.