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Pablo García-Berdoy

Existen pocas palabras alemanas tan características y autóctonas como 'Schadenfreude'. La alegría por el mal ajeno, que es su traducción, ha sido una fuente de placer y sufrimiento en la sociedad alemana como la envidia en la española, donde parece más común entristecerse por los ... éxitos que alegrarse por los fracasos. En nuestro diccionario de la lengua se recoge la acepción de regodearse muy parecida a 'Schadenfreude': complacerse maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona. Pero el regodeo es mucho más sensual y festivo que su supuesta traducción alemana. Se confunde con complacerse en lo que se goza o estar de chacota, que son sus otras dos acepciones académicas. En comparación con el alemán, el 'malin plaisir' de los franceses es tan débil como nuestro regodeo y los ingleses renunciaron a una palabra propia y utilizan la alemana para describir esta enfermedad del espíritu. La 'Schadenfreude' es un sentimiento destructivo para el que lo padece. Aún más si se trata de alegrarse por algo que nos va a perjudicar directamente aunque le suceda a otro.

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