renglones torcidos
Abortar con moderación
En la historia del ser humano el infanticidio ha sido una constante, lo que ha variado han sido los motivos alegados
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Iniciar sesiónLa avalancha de columnas y declaraciones hablando a favor del aborto me ha sorprendido para bien. Los indignaditos se limitan a hacer aspavientos emocionales y los moderaditos recriminan a Gallardo haber golpeado el avispero con la única intención de favorecer sus intereses electorales. Vaya. Anonadada ... me quedo. ¡Un político en campaña, inaudito! Esto es como si al PP se le ocurriera ahora mismo centrarse, nunca mejor dicho, en afirmar una y otra vez que no gobernará con Vox. ¿Dónde he visto esto antes? «No podría dormir tranquilo si formara gobierno con Podemos». Lo de Gallardo, al margen de torpezas en la ejecución, al menos consiste en cumplir una promesa electoral pretérita y no un donde dije digo, digo Diego.
Este agitar el avispero, al margen de supuestos intereses espurios de sus autores, ha sido estupendo. En primer lugar porque nos ha retratado a todos pero, sobre todo, porque nos recuerda que el debate no está cerrado. Eso sí, no lo está en el sentido en que aquellos que defendemos la vida desearíamos. La apertura la encontramos por el otro lado, pues es hacia donde lleva el razonamiento lógico de aquellos que apoyan el aborto. Los provida creemos que no se puede atentar contra la vida humana. Los que no lo son se acogen al argumento que distingue entre persona (concepto jurídico) y vida (concepto biológico). Sólo cuando ambos conceptos confluyen es cuando consideran que el aborto debería estar prohibido.
La cuestión es que hay mil formas de hacer coincidir ambos (o disociarlos), pues los criterios son totalmente arbitrarios. La sociedad española se ha quedado en la inocencia de que el plazo de doce semanas de gestación resulta perfectamente razonable, sin ser capaces de responder por qué no doce o catorce. Así pues, una vez asumido que el aborto es un derecho (y no un drama) su lógica se despliega de forma natural sin que se puedan presentar razones en contra si nos atenemos a ella. No son de extrañar entonces los aplausos que dedicó Irene Montero a la aprobación de la ley colombiana que permite abortar hasta los seis meses, la misma edad que tenían sus propios hijos al nacer. No es de extrañar que Reino Unido permita acabar con la vida de los niños con síndrome de Down hasta el último día de gestación. No es de extrañar la proliferación de estudios académicos que buscan justificar éticamente el asesinato del niño recién nacido.
Y no es de extrañar porque en la historia del ser humano el infanticidio ha sido una constante, lo que ha variado han sido los motivos alegados. Lo que sí sorprende es que sea la izquierda la abanderada de la causa, por cuanto se ha autodefinido siempre como la defensora del más débil. Una esperaría que de los creadores del subsidio por desempleo, la baja laboral remunerada y la pensión de jubilación surgieran ideas como la de proteger y proveer en todos los sentidos a la mujer embarazada y a su hijo el tiempo que lo necesiten. Ingenua que soy, miren.
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