Muerte al tomate español

Sí, este Gobierno está enganchado a la estrategia de la otra mejilla, al perdón histórico, al indulto y a la amnistía regalada. Tanto que no se descarta que Ribera le haya enviado a Royal, gratis, una cesta de tomates buenos buenos, tipo raf, kumato, ramaillet o huevo de toro. Con una carta a mano pidiendo perdón por la existencia de tales manjares. La nota desgrana, paso a paso, el plan de descolonización de nuestros mercados patrios, concluyendo que, en realidad, los tomates españoles no debieron nunca existir. Hernán Cortés los robó de América y el plan Urtasun es devolverlos todos. Si queremos ser honestos en lo gastro y respetuosos en lo ético no deberíamos quedarnos ni uno. Ni una semilla. Incluso las recetas con tomate deberían desaparecer de nuestras cocinas. Adiós pipirrana, adiós pisto, adiós pan tumaca. A Buñol se enviará un mediador para informar del final de la Tomatina. Se disgustarán, pero lo entenderán. El tomate requiere de agua y aquí tenemos sequía, otra razón más para desterrarlo.

Muerto el tomate español, ningún francés volverá a dudar de su sabor, no tendremos que enzarzarnos en batalla alguna y recuperaremos la paz. ¿Ven? Todo son ventajas. Hasta los agricultores dejarán de quejarse. Todo el día con la subida del combustible, los precios a pérdidas y la competencia desleal. Mucho enfado por lo que dice Ségolène Royal en la tele, pero luego ignoran fronteras y se unen. Están todos en Bruselas, hermanados, quejándose de que los políticos, los de aquí y los de allí, «cada día les sacan una nueva norma». Y luego, ¿esperan que el Gobierno de la cara por ellos? Pero si no defiende el sistema judicial en casa, va a ponerse a defender tomates patrios en el extranjero.