TIRO AL AIRE
Balas éticas, mentiras estéticas
Como para fiarnos ciegamente el resto de cómo se va a gastar el 2 por ciento del PIB en el nuevo plan de Defensa
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Iniciar sesiónLa única bala buena es la que no se dispara. Los antibelicistas dirán que la que no se fabrica. Vale, lo compro, pero a medias. Lo que no nace, no es. También en lo militar. Casi nos topamos con una crisis de Gobierno porque España ... ha comprado unos millones de cartuchos a una empresa de Israel. La munición es para la Guardia Civil. El revuelo político surge de que había un acuerdo para no intercambiar nada militar con Israel. Ni comprar ni vender. Pero al final sí hemos comprado.
Igual en la empresa que nos suministra la munición trabajan un montón de sefarditas, nuestros primos, los que expulsamos –ni usted, ni yo, pero los echamos de mala manera– hace unos siglos. No serviría de excusa. El mercado debía estar cerrado porque Israel está masacrando Gaza. Digo yo que ojalá poderles comprar todas las balas y que no les quedara ni una, pero ni una, para disparar ellos. Eso sí sería dejarlos desarmados. Fin del conflicto. Pensamientos utópicos que tiene una. Pero aquí las balas son lo de menos. Las que nos hagan falta las compraremos en otro sitio. ¿Será por oferta? Está el mercado en todo lo suyo. Bien arriba y creciendo. Con competencia, sin exceso de aranceles y muchas opciones de financiación.
No, en Podemos no están enfadados por esta munición en concreto. En general sí, pero ese es otro tema. En este, en el de la compra de Israel, nadie puede negarles la razón. Tienen todo el derecho a indignarse. Es más, deberían romper el Gobierno. Porque les han engañado. La ruptura no sería entonces por un puñado de tiros. Sería por una mentira. Otra más. Les dijeron que se comprometían a no comprar más a Israel pero lo han hecho. Una pequeña mentirijilla estética. Las mentiras son como las balas, deben pensar algunos. Las hay que pueden ser piadosas.
Se defiende el Gobierno -la parte compradora- con que la Abogacía del Estado les advirtió de que no se podía anular el contrato con la empresa de Israel. Que eso iba a salir más caro. Que si se rescinde la compra, la empresa igual se queda el dinero y no entrega nada con lo que nosotros nos quedamos sin la pasta y sin la munición. Menudo negocio. Para ellos, claro. No se sabe si los socios compradores le explicaron todo esto bien, mal o regular a Podemos. Podrían haberlo entendido. Porque el dinero es importante, no lo olvidemos. Aquí, además de balas, hay que comprar mantequilla. Aunque bien pensado, España va bien, que diría otro presidente.
Así que ahora sí –tras el jaleo– se apuesta por disolver. Sospecho. A lo mejor, por lo que sea, la Abogacía ha cambiado de opinión. O los cuartos son lo de menos. Ya saben, la pólvora es del rey. O tenemos un Gobierno jugando al trile con sus socios. Como para fiarnos ciegamente el resto de cómo se va a gastar el 2 por ciento del PIB en el nuevo Plan de Defensa. Y sin pasar por el Parlamento.
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