TRIBUNA ABIERTA
Némesis
Actualmente sufrimos una lamentable némesis: un tropel de arrogantes iletrados legisla desde sus más profundos resentimientos engendros como la Lomloe, que niega el hecho del aprendizaje, el esfuerzo para el desarrollo intelectual y prohíbe prácticamente el estudio de los clásicos
Dolores Muñoz
La némesis era, en la Antigüedad griega, el castigo que recibía todo aquel que incurría en soberbia, llamada 'hybris'. Los griegos transmitían valores universales, acordes con la naturaleza humana, y lo suficientemente amables y moderados como para sentar las bases de una convivencia pacífica y ... democrática. Las máximas délficas 'conócete a ti mismo' y 'nada en exceso', eran los referentes que recordaban al ser humano sus límites individuales y sociales, así como su condición efímera y débil.
Conocer la evidencia científica, mediante la observación y el estudio de la naturaleza y sus leyes físicas y biológicas, fue el ideal mantenido por sabios, científicos y filósofos a través de los tiempos.
Actualmente sufrimos una lamentable némesis: un tropel de arrogantes iletrados legisla desde sus más profundos resentimientos engendros como la Lomloe, que niega el hecho del aprendizaje, el esfuerzo para el desarrollo intelectual y prohíbe prácticamente el estudio de los clásicos. Si alguien tiene dudas, que eche un vistazo a la ley.
Desconozco en qué momento incurrimos en tanta 'hybris', como para haber recibido tamaña némesis: la dictadura del ignorante. Ninguno de ellos ha demostrado unos estudios o erudición en los ámbitos en los que legislan. Tampoco están cualificados para corregir a la naturaleza y muchísimo menos negar la evidencia científica.
Este grupete de vengativos sin causa, que confunde opinión con aprendizaje y juego con investigación en su insensata ley educativa, no entiende las funciones básicas de la Gramática, de la Ciencia y la Biología. Confunden sexo con género. Utilizan anglicismos cutres como mujeres empoderadas, en vez de mujeres poderosas o potentes. ¡Por favor, latín! Además han copiado viejas teorías de otros discriminados imaginarios.
Los complejos en política son peligrosos, porque llevan a extremismos... justo lo contrario a la moderación y sabiduría de sus temidos griegos.
Y no es consuelo que el mundo vaya mal. Apenas podemos influir en otros. Pero, dado que los gobiernos tienen una influencia directa en la vida de los ciudadanos, sí podríamos cambiar nuestras reglas del juego: exigir de nuestros políticos una formación académica superior y un amplio acervo cultural demostrable (sin titulillos expedidos 'ad hoc', previo pago). Impedir que nos representen enchufados, que no tengan profesión anterior y lleguen a la política para enriquecerse, pues no tienen nada que aportar a nuestra sociedad. Apartar a gente que no respete las normas de nuestra lengua, ni la Historia, ni la Naturaleza. Sócrates decía: «No puedo enseñar a nadie, sólo puedo hacerlos pensar». Una muestra de humildad y pedagogía. La Antigüedad griega aspiraba a que los políticos despertasen admiración y sirvieran de ejemplo. A día de hoy, muchos despiertan agresividades y son motivo de vergüenza. Aristóteles, hace ya veinticinco siglos, proponía «pensar como piensan los más sabios y a hablar como habla la gente sencilla».
Esta neoinquisición es inaceptable. La irracionalidad y la ignorancia dirigen nuestra convivencia.
A ver si los dioses griegos rectifican enviando la némesis a sus verdaderos merecedores: aquellos que abusaron de la confianza de los ciudadanos, aquellos políticos con 'hybris'...
es lingüista
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