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Sala de máquinas

Chaves, Belmonte y Amorós

El Belmonte de Chaves (rabiosamente moderno a la vez que un clásico extraordinario) merecía un prólogo a su altura

Leire, heroína de una astracanada

España deja de funcionar

Julián Quirós

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Poco se ha escrito sobre toros y toreros más bello y estremecedor que las palabras que el maestro Chaves Nogales puso en boca del genial Belmonte cuando saltaba las cercas del campo: «Sentí su arrancada, lo vi o lo adiviné al venir hacia mí, ... y haciendo girar el cuerpo me pasé por la cintura aquella masa negra que salía de la noche, y a la noche se volvía ciegamente». El mano a mano entre estos dos sevillanos resultó un libro maravilloso, publicado hace casi un siglo, adelantándose a muchas corrientes literarias internacionales; sin embargo la mayoría de los lectores españoles lo conocerían tarde. El Belmonte de Chaves (rabiosamente moderno a la vez que un clásico extraordinario) nació con un gran epílogo de Josefina Carabias, pero esta obra se merecía un prólogo a su altura, y lo ha venido a remediar la pluma de Andrés Amorós, tan erudito como divulgador, alguien que muchas décadas después todavía es capaz de iluminar rincones nuevos a los profanos. Amorós nos trae más razones para volver a una obra cumbre.

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