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liberalidades

Falsa memoria democrática

A mí no me dará un diploma Sánchez porque él vive en la estupidez de que la ideología se hereda

Juan Carlos Girauta

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La operación política etiquetada como Memoria Democrática ni es democrática ni es memoria, y mucho menos es historia. Es un arma para el presente, una que lesiona los derechos de los discrepantes, que impone interpretaciones oficiales y simples para etapas complejas y poliédricas. Lejos de ... buscar una reconciliación –que ya se había conseguido antes del siniestro Zapatero– persigue abrir una grieta larga y profunda en la sociedad española. La nueva izquierda se alimenta de cuentos en blanco y negro y de sentimentalismo. Bajo la etiqueta hay varias cosas. Mira allí: una ley que cercena la libertad de expresión, amén de condicionar la investigación, la docencia y las publicaciones históricas. Mira allá: Sánchez el autócrata, el sujeto que gobierna contra media España, presidiendo un «día del recuerdo» a las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura. La ley de la memoria inducida fue el centro del acto. Allí glosó Sánchez sin sonrojo la importancia de «crear un relato compartido». Ojo: crear; relato; compartido. Lo primero lo dice todo. Lo segundo lo confirma. Lo tercero movería a escándalo si no estuviéramos ante un mentiroso patológico: nada menos compartido que la memoria hemipléjica y guerracivilista que practica la nueva izquierda, analfabeta y malintencionada.

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