LA SUERTE CONTRARIA

Reflexiones en torno a Vox

La cultura de gueto acaba inexorablemente en la marginalidad

Reflexiones en torno al PP

Reconstruir el castillo de naipes

Uno de los problemas de Vox es su ausencia de autocrítica. Como no tiene más objetivos que sobrevivir, no necesita evaluarse, los votantes no se lo exigen y eso hace que ya no operen en el terreno de lo real sino en el de ... lo simbólico. Vox es un sentimiento. Y los sentimientos son irracionales y no necesitan ser evaluados. Es cierto que el resto tampoco son maestros de la autocrítica, pero, al menos, conservan algo de talento político.

Y exceptuando a Abascal y a veces a Espinosa, el talento político de Vox es nulo. El hecho de sentirse legitimados por algo superior y de no rendir cuentas más que ante sí mismos, los lleva a encastillarse en posturas erráticas. La cultura de gueto acaba inexorablemente en la marginalidad.

El mayor error de su campaña ha sido anunciar que si llegan al gobierno se vivirán en Cataluña situaciones peores que en 2017. Creo saber lo que quieren decir: que la respuesta del independentismo a un gobierno con Vox sería salvaje. Pero lo que parecen decir es que, si ellos llegan, por unos o por otros, va a volver a arder Cataluña. La respuesta ha sido contundente: el 12,5% de todos los votos al PSOE en España (¡!) vienen de Barcelona. No quieren contribuir a eso y es comprensible. Desde Madrid todos somos muy valientes, pero no pasaría nada si fuéramos también un poquito inteligentes.

Algo parecido sucede con la violencia de género. Entiendo el matiz de Vox: es inmoral guardar un minuto de silencio por una mujer y no hacerlo por un hombre. Vale, pero la consecuencia debería ser ponerse detrás de la pancarta junto al resto cuando se mata a una mujer y hacerlo en solitario, si fuera necesario, cuando es un hombre. «No solo asumo tus preocupaciones, sino que las amplio». En lugar de esto niegan la violencia de género por un matiz semántico. Y hay que ser muy burro para perder la posibilidad de gobernar un país por un matiz semántico.

Ídem con el ecologismo: hay mucho cantamañanas, pero negar las evidencias científicas te convierte en un friqui. Y oponerse a la bandera LGTBI ayuda a que aparezcas cada año como el enemigo de los homosexuales, cuando no es el caso. ¿No es más inteligente apoyarlo como prueba de que los países de herencia católica tenemos la tolerancia de la que carecen los musulmanes? Y, de paso, pones el foco en el problema de la inmigración, que debería ser su caladero y no los asuntos morales. La guerra cultural, casi todos sus socios -Trump, Bolsonaro, Orbán, Farage, los nórdicos- y parte de sus votantes sudamericanos son protestantes. Pero en España somos católicos hasta los ateos y, por eso, su discurso genera rechazo: pese a lo que ellos creen, su cosmovisión no casa con nuestra cultura, con nuestra tradición y con la doctrina social de la Iglesia. Por eso, España no quiere un gobierno con Vox. Y solo eso impide el cambio. Harían bien en reflexionar, abandonar ciertas posturas y comunicar mejor otras. En caso contrario, acabarán siendo solo la derechita chiflada. Y lo que es peor, también la derechita inútil.

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