Safari Sánchez

Confundir Senegal con Kenia es un pecadillo venial sin sacamos aquí la hemeteroteca y vemos la prosa sanchista en su equivocación con la geografía con los nombres, en los topónimos errados, en los pies de texto y en su mensaje, que decir, no dice nada: pero ahí está la granja en África a los pies de las Colinas de Ngong, y a Sánchez que se le acerca un micrófono para que se vea que es Obama, o incluso Mandela revivido.

Lo que más nos gusta de este viaje africano es lo bien que lo cuentan sus plumillas, lo poco que suda, y el macutazo de dinero que no irá al niño que mendiga trigo; no. Pero ésa es otra historia. Aquí nos interesa que después de que los Reyes Juan Carlos y Sofia hicieran lo imposible por África, nos aparezca Sánchez con salacot. Doctor Livingstone, supongo.

En estos viajes a África, a la África de la ex Trujillo, nos sorprende la simpatía del presidente, al que sueltan, y llevan, y lo mismo confunde una jirafa con un gallifante, que así es la nueva política; que es género fluido como riachuelo selvático con malaria moral.

Sánchez y Begoña, pobres, gozaron de su segunda luna de miel tras recorrerse apartahoteles y similares en Almería. Y yo que me alegro después de lo que tiene sufrir la criatura 'Pdr' entre los Pirineos y Ceuta. No sé si han traído marfil vegano, pero al presidente seguro que le ha cambiado la vida.

Vete a Kenia y diles que «salimos ganando».