LAPISABIéN
Belarra y la cabra
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Iniciar sesiónIone Belarra, todo corazón, va a dejar que los carneros, vacas y bueyes y todos los animales paseables puedan hacer lo suyo; desfilar y dar calor al niño que ha nacido ya, en Belén, pueblo machista para esta gente. Ione Belarra es que es así, una sentimental en el fondo ... , una compañera de verdad, orgullo de navarros y espejo de foráneos.
Tanto se le ataca que no se le pondera lo bueno; que a la cabra de la Legión no la manden al vertedero de la Historia y que podamos seguir viendo nacimientos reales, y quizás a Ben-Hur, a caballo, en un pueblo perdido de la montaña leonesa. Digo que a Ione no se le valora el gesto, se le crítica por la biología materna –la suya, a gusto de observadores pasados de testosterona– y no se le comprende el esfuerzo de quitarse el peinado de hacha de cuando era lo que en el fondo es, aunque nos vendan al muñeco como nos lo venden.
Lo importante es que si de lo primero que hizo Zapatero fue ir a legislar sobre los monos, los monos que fueron cosificados en los chistes de Chiquito de la Calzada, ahora se nos viene la prima Belarra a perdonarnos la vida el Jueves Santo malagueño, cuando los que somos y estamos vamos recordando un espíritu, un credo, y rezando con un cuplé ('El novio de la muerte' se basó en un cuplé). Junto a la mejor infantería del mundo.
Ione se preocupa por los animales, pero en los desfiles se les visibiliza, y esa posibilidad no la había pensado. Mi amigo 'Chomsky' (en realidad se llama Genaro pero por sus lecturas los conoceréis) va perdiendo su paguilla por darle de comer a una camada de gatos insaciables que adoptó. El pobre dice que ni come por los cuatro tristes tigres que tiene danzando y maullando en su patio. No tiene remedio, y se ha vuelto el loco de los gatos según normativa vigente. Y la cosa irá a más.
La cabra de la Legión, aquel verano peligroso en que seguía la acampada del 15-M y vino Ratzinger en la JMJ, pasó por delante de acampados, palmeros, grifotas y demás fauna. Eso tiene que marcar, y Belarra lo sabe.
Aquí, quien toca el camello de la Cabalgata, acaba como Cagancho.
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