EN OBSERVACIÓN
Bad Bunny en la Caja de las Letras
La 'Macarena' de Los del Río tampoco está en el Relicario de García Montero
Extrañas en un tren
Indecisión demoscópica o síndrome de Zampo
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Iniciar sesiónLa última en entrar en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes fue, hace unas semanas, en vísperas de la estación anual de penitencia de la hermandad de los perseguidos por la homofobia, la Anarcoma de Nazario, travelo de tebeo dibujado a todo ... volumen –por la parte del paquete, a reventar– a finales de los años setenta. De analizar su aportación al conocimiento y la difusión del idioma español –los genitales masculinos tapaban las faltas de ortografía, desproporcionados unos y otras– se encargará el correspondiente curso de verano, también con cargo al presupuesto. Gobierno de España. Está muy bien que el centro de estudios antifranquistas que dirige Luis García Montero-Madrid Chamartín, correspondencia con Madrid Atocha-Almudena Grandes, se abra a las expresiones de un pop que a través de las más variopintas y vulgares vertientes artísticas ha contribuido a ampliar el área de influencia de un idioma cuya propagación estuvo hasta mediados del siglo pasado en manos de las élites, muy limitadas para estos menesteres públicos. Entre las últimas incorporaciones a la Caja de Pandoro figuran cosas de Manuel Vázquez Montalbán, el del 'Cancionero general 1939/71', o Charly García, cantante al que conocen en su casa a la hora de comer dulce de leche, unidos ambos por la pancarta y el lazo que envuelve a un clasismo basado en la exclusión, aquí muro. La cámara acorazada del antiguo Banco Central es una metáfora metalizada y hormigonera del sanchismo pop.
—Y a mí, ¿cómo me recordará la historia?
—En el avión en el que llevaste a Begoña a ver a los Killers en Benicásim.
A tres días del comienzo de la residencia de Bad Bunny en el Coliseo de San Juan de Puerto Rico, programada hasta el 14 de septiembre, conviene preguntarse por qué el cantante que más hitos acumula en defensa y promoción del idioma español –ahí está su presentación en Coachella, multitudinario manifiesto contra el 'English-only', o la primera portada de la historia de 'Time' en castellano– no está en el Relicario Ferroviario de Madrid Chamartín-García Montero. Aún más grave, por estadística y penetración social: ¿y Los Del Río? Mucha 'Macarena' para tan escaso muro y tan delgado acero. ¿Y Carmen Sevilla en el 'show' de Ed Sullivan, donde en 1965 interpretó un 'Estando contigo' que arrancaba como 'standard' para devenir yeyé? Mucho Algueró para tan torpes cervantinos. ¿Y Rubén Blades, cantándole las cuarenta a la aristocracia 'wasp' del Studio 54? Mucha lengua suelta para tanto silencio acorazado. ¿Y los Coyotes, pioneros del orgullo iberoamericano en nuestra versión doméstica de la Nueva Ola, bizca de tanto mirar a Londres? Extraños cortes de pelo. «Soy el típico español», gritaba con chorreras y caireles Víctor Abundancia. Fuera de la cámara frigorífica, al otro lado del muro, todo fue y es reguetón.
Que la sacrosanta letra de la 'Macarena', remezclada por Fangoria o restaurada con pestañas, aún no esté en la caja de herramientas de Rinconete clama al cielo de Puerto Rico, donde este viernes vuelve a llover arrogancia latina, lirismo de callejón e hispanidad sin tabiques. Y así llegamos a Madrid Chamartín. Fin de trayecto.
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