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una raya en el agua

Tenores huecos

La mediocridad de la clase política es el reflejo de unas sociedades que han perdido la conciencia de ciudadanía responsable

Pato cojo, pero vivo

El pactito

Ignacio Camacho

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Es fácil estar de acuerdo con el sombrío diagnóstico de Feijóo sobre «la peor clase política de la democracia», veredicto en el que tuvo la decencia autocrítica de incluirse aunque quepa preguntarle qué está haciendo él para mejorar ese pésimo estándar. Sin caer en ... la tentadora trampa de la nostalgia, basta comparar la brillantez de la nomenclatura de la Transición, del felipismo o del aznarismo en su primera etapa con la mediocridad –el sustantivo es piadoso– de la dirigencia contemporánea. No hace falta cotejar criterios más o menos subjetivos de calidad profesional o de fibra humana: es suficiente con ceñirse a los logros que unas generaciones y otras han proporcionado a España. En la práctica, vivimos todavía del impulso de la refundación democrática.

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