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una raya en el agua

El Estado fiscal

La desviación de poder de Montoro será un juego de niños si la Hacienda pública llega a caer en manos del nacionalismo

El enemigo en casa

ERE que ERE

Ignacio Camacho

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El ministro de Hacienda, sea el que sea, es la persona que más sabe de nuestras vidas. So pretexto de vigilar el fraude, la Agencia Tributaria examina nuestros movimientos bancarios con meticulosidad exhaustiva y puede trazar con ellos una completa radiografía íntima de las ... costumbres, aficiones o necesidades de cada contribuyente y su familia. De ahí que sus responsables despierten poca simpatía, aunque a muchos les guste la sensación de poder que produce esa posición de superioridad tan temida. Cristóbal Montoro no ha sido ni será el único que ha utilizado su cargo como herramienta de presión política, pero sí hasta ahora el que lo ha hecho de una manera más desaprensiva. Filtró información privada, amenazó o persiguió a adversarios, compañeros de partido –a Rodrigo Rato lo mandó detener con un innecesario y humillante despliegue de policía– o profesionales de la comunicación que le proferían críticas, e intimidó con inspecciones selectivas, de intención ejemplarizante, a individuos famosos como actores o deportistas. Y todo eso después de decretar una subida lineal de impuestos que rebasaba de largo a la propuesta en el programa de Izquierda Unida y que en plena recesión dejó a las clases medias al borde de la asfixia. Es natural, pues, que ni siquiera en su bando se hayan oído lamentos por su imputación judicial, aunque la investigación esté lejos todavía de probar la existencia de actividades ilícitas.

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