columnas sin fuste

No es fácil ser el PSOE

El PSOE es el gran 'broker' en la bolsa de intereses

Cuando Cruyff entrenaba al Barça y jugaba contra el Atlético, tenía que vérselas con el delantero Manolo. Como tenía muy buen desmarque, Cruyff consideró que el problema se solucionaba si nadie lo marcaba. De ese modo genialoide opera el PSOE modificando los delitos de sedición ... y malversación. En cierto modo, el delito es un problema de mirada, el delito está en el que mira, así que basta con revisar nuestros estándares delictivos.

Con la sedición, como dice Bolaños, se busca un delito más «moderno y europeo»; con la malversación, en palabras ya inmortales de Margarita Robles, de distinguir «al corrupto que se lo lleva a su bolsillo del corrupto que no». Es decir, al corrupto organizativo del 'autocorrupto'. Si unos milloncejos europeos se distraen, ya no será necesario pedir el indulto para nadie y nos ahorremos todos ese mal trago.

A su modo, esto refleja el ambiente. La unidad nacional deja de ser un bien jurídico a proteger, y la malversación se adapta al clima de tolerancia con la corrupción. La izquierda aun finge que la malversación le indigna, pero acepta el 'Pacto para la Sedición'. Este Régimen logra algo alucinante: heredando las estructuras franquistas, introduce en ellas el Pacto de San Sebastián republicano de 1930. Estamos siempre ante un pacto de San Sebastián institucionalizado y permanente. Un pacto contra la Corona, pero bajo la Corona y con la Corona, en rizamiento de rizo extraordinario.

El pacto sostenido remite a la forma de gobierno de las cinco familias mafiosas de Nueva York: la Comisión, un consejo como el de 'El Padrino' con los Tattaglia, los Cuneo, los Corleone...

Pero lo nuestro no es completamente así porque el PSOE tiene aquí un papel preeminente. Si el Estado parasita la Nación, ese Estado luego es parasitado por un conjunto de intereses que el PSOE armoniza en un discurso integrador: potencias extranjeras, países limítrofes, organismos internacionales, corporaciones… También se especializa en la competencia identitaria interna: mujeres, gais, separatistas… El PSOE es el gran 'broker' en la bolsa de intereses, el pizzero cortaporciones de la pizza estatal de la que controla todos los condimentos: medios, universidad, cultura, sindicatos... El PSOE es el centro neurálgico de ese sistema de tribus o bandas de dentro y de fuera, quien da relato y sentido al conjunto: que quepan la OTAN, Junqueras, Hassan y los trans, ¡no es fácil ser el PSOE!

Si España vive dormida, el PSOE es el catéter a la vez sedante y extractivo que organiza, como en un sistema de regadíos, el reparto y distribución del plasma...

El PSOE es gestoría, capataz, bedel (con todas las llaves) ventanilla y crupier, y se entiende que para armonizar semejante picaña tenga que hacer virguerías con el discurso y la legislación, en un perpetuo de la ley a la ley y a la ley y a la ley, como Luis Aragonés diría aquello de: y ganar y ganar y volver a ganar y ganar...

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