DIARIO DE UN OPTIMISTA

Idiotas útiles

«Una vez más, como ha venido ocurriendo siempre, los idiotas útiles caerán en el lado equivocado de la historia. Al asociarse con los asesinos de Hamás, contribuyen a la desdicha del pueblo palestino, que ahora tiene la certeza de que nunca alcanzará la dignidad de un Estado independiente»

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CARBAJO & ROJO

La expresión «idiotas útiles» suele atribuirse a Lenin. Y si no la dijo él, podría haberla dicho. Así describía a los intelectuales, o supuestos intelectuales, que apoyaron la revolución bolchevique en Europa occidental. Idiotas, claro está, puesto que estos grupos imaginaban que el bolchevismo ... liberaría al pueblo ruso de la opresión zarista. Desde entonces, los rusos nunca han dejado de echar de menos al zar, que los respetaba más de lo que jamás lo hicieron los comunistas. De hecho, sin esos idiotas, el Ejército bolchevique seguramente no habría resultado vencedor; gracias a sus improbables aliados occidentales, el Ejército Rojo pudo abastecerse.

Desde entonces, todas las revoluciones que han desembocado en regímenes totalitarios han atraído el apoyo de los idiotas útiles. Después del estalinismo, el maoísmo movilizó también a la extrema izquierda occidental. Del mismo modo, el Vietnam del Norte comunista consiguió hacer creer que Vietnam del Sur pedía su liberación, cuando en realidad estaba siendo invadido. El castrismo tuvo su momento de gloria, y ahora, un antiguo libertador que se proclamaba marxista gobierna Nicaragua. Silencio de los idiotas útiles. Buscamos en vano un momento en la historia de los siglos XX y XXI en el que los izquierdistas, prorrevolucionarios por delegación, no se hayan equivocado sobre el futuro.

Me parece que actualmente asistimos a una repetición de esta vieja puesta en escena. Nos referimos, evidentemente, a Palestina. Sigue dejándome atónito la indiferencia con la que, excepto por unos días, se acogió la masacre del 7 de octubre de pacíficos civiles israelíes a manos de los bárbaros de Hamás. Estos no dudaron en decapitar a todo el que encontraban a su paso, empezando por las mujeres y los niños. Lamento que las imágenes de estos horrores no se difundieran fuera de los círculos políticos y periodísticos. Quizás estas atrocidades flagrantes habrían despertado algunas conciencias en Occidente; Israel, por respeto a las víctimas, tomó la decisión opuesta. Así pues, ¿tenía Israel otra opción aparte de intentar erradicar a Hamás en su escondite en Gaza? Evidentemente no, pero no por un espíritu de venganza, sino sobre todo por el deseo de que esto no vuelva a suceder nunca más. No más holocaustos.

Volvamos a los idiotas útiles. Desde el contraataque israelí, miles de ellos se han manifestado en la mayoría de las capitales europeas. ¿Qué pasa por la mente de un idiota útil? Si intentamos analizar estas manifestaciones de apoyo a los palestinos, debemos tener en cuenta consideraciones relacionadas con la cultura, la política, la ideología y la psicología de masas. Empecemos por la ignorancia. Es concebible que la mayoría de los manifestantes no sepan prácticamente nada de la historia de Palestina y de Israel. Está claro que no saben que Hamás no representa a los palestinos y que no podría importarle menos la creación de un Estado palestino. Hamás es un movimiento islamista religioso que libra una guerra santa. No es un partido y resulta paradójico ver a la extrema izquierda desfilando en apoyo de un movimiento religioso fundamentalista.

Después de la ignorancia, pasemos a la ideología que inspira estas manifestaciones de apoyo a Palestina. Como en los tiempos del bolchevismo, del maoísmo y del castrismo, los izquierdistas tienen la grata sensación de reunir a los proletarios, a los pobres de este mundo, a los oprimidos. En esta búsqueda de víctimas a las que honrar, hoy son los palestinos los llamados a desempeñar el papel protagonista, ya que todas las demás revoluciones marxistas han fracasado. No niego que los palestinos puedan considerarse oprimidos, pero si están sometidos a la opresión de los colonos israelíes, lo están aún más a la de los cleptócratas e iluminados que los gobiernan.

Después de la ideología, centrémonos en el narcisismo. Los que marchan en apoyo de Palestina no corren ningún riesgo; es más, aparecen en televisión y se expresan en los medios. Tienen la sensación de estar en el lado correcto de la historia, o pretenden estarlo; un heroísmo que no cuesta nada. Tras todo este comportamiento izquierdista subyace de forma solapada un cierto odio a la democracia. A los manifestantes no les gustan los dirigentes que los israelíes eligen. Ni los de otros pueblos. Como herederos del leninismo, creen que el poder debe recaer en una élite ilustrada que guíe a las masas ignorantes hacia un futuro feliz. La democracia y las constituciones son obstáculos inoportunos en su camino.

Por último, está Israel, o, en otras palabras, los judíos. Hamás es claro al respecto, ya que su Carta Fundacional exige el exterminio de los judíos, y no solo de los israelíes. No confundo a los judíos con los israelíes; la mayoría de los judíos no viven en Israel ni tienen intención de establecerse allí. Son los idiotas útiles los que confunden las dos cosas, consciente o inconscientemente. ¿Son antisemitas? Niegan serlo y se declaran simplemente antisionistas, que parece más noble. No nos dejemos engañar por esta distinción. En el pasado, bajo la influencia de la Iglesia católica y más tarde de Lutero, se odiaba a los judíos. El término utilizado entonces para describir este comportamiento era antijudaísmo. El antisemitismo, de carácter racista, no religioso, nació en la izquierda en el siglo XIX. A los judíos se les identificaba con el capitalismo y el cosmopolitismo, contra los que luchaba la izquierda nacionalista de la época. Los idiotas útiles, más idiotas que útiles, encajan en esta tradición de antisemitismo de izquierdas.

Y una vez más, los idiotas útiles caerán en el lado equivocado de la historia. Al asociarse con los asesinos de Hamás, contribuyen a la desdicha del pueblo palestino, que ahora tiene la certeza de que nunca alcanzará la dignidad de un Estado independiente.

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