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La Tercera

Un buen día para cazar pavos

Me parece que esta dramatización orquestada por la izquierda demócrata es una patraña

Escrito con dolor

El Rey baja al barro

Nieto

Guy Sorman

En la pequeña ciudad estadounidense donde vivo actualmente, a cien kilómetros al norte de Nueva York, en el condado de Putnam, al pie de los Apalaches, una región de lagos, montañas y bosques, la gran noticia de la semana es la apertura de la caza ... del pavo salvaje. En esta región boscosa hay tantos pavos que la caza solo está permitida brevemente, durante quince días, para evitar matanzas. Además, para que los pavos tengan posibilidades de sobrevivir, únicamente pueden cazarse con ballesta. Así que estoy rodeado de vecinos cazadores vestidos con trajes de camuflaje y armados con ballestas medievales. ¿Pero se habla de las elecciones? La verdad es que no mucho. Mi comunidad es abrumadoramente republicana, todos blancos, cristianos y bastante conservadores. Los únicos monumentos públicos del lugar, aparte de las casas individuales –no hay bloques de apartamentos–, son las iglesias evangélicas, que he renunciado a intentar contar, más dos sinagogas rivales, ortodoxa contra liberal, para una población judía minúscula. Las pocas minorías étnicas representadas son artesanos de paso, todos de origen mexicano. Es imposible prescindir de ellos porque cuidan los jardines y las casas, pero no viven allí y la escuela local no admite a sus hijos. Votantes republicanos, por tanto, pero no necesariamente fans de Donald Trump. En realidad, la mayoría de mis conciudadanos distinguen claramente entre el extravagante personaje que les pedía su voto y su tradición política, que va mucho más allá de las elecciones presidenciales del momento.

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