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'Colegio Ahuja', primero desmesura y después olvido

El colegio expulsó al alumno que consideró cabecilla de la gamberrada insultante como un intento apresurado de control de daños, pero después la realidad está permitiendo aflorar situaciones preocupantes

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Casi un mes después de la 'performance' sexista e indefendible del colegio mayor Elías Ahuja en Madrid, el episodio ha quedado más o menos en el olvido, conforme a la lógica de los tiempos de las redes sociales y los linchamientos recurrentes. Todo, menos una ... necesaria reflexión colectiva sobre la incapacidad de entonar un 'mea culpa' ante lo ocurrido, incluyendo el montaje posterior al circo estudiantil. El colegio expulsó al alumno que consideró cabecilla de la gamberrada insultante como un intento apresurado de control de daños, pero después la realidad está permitiendo aflorar situaciones preocupantes: estudiantes estigmatizados con temor incluso a admitir dónde residen, un colegio con el prestigio institucional dañado y el riesgo de nuevos acosos. Tras un episodio injustificable fruto de una supuesta tradición que debería haberse erradicado antes, hubo enormes dosis de desmesura e hipocresía en la denuncia de lo ocurrido, por la carga de sobreactuación que se produjo tanto desde los medios de comunicación, especialmente en las televisiones, como en el ámbito político, cuyos principales líderes se apresuraron a convertir a estos estudiantes en una suerte de potenciales delincuentes sexuales, una cacería con intenciones ventajistas donde se llegó a activar a la propia fiscalía.

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