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EL BURLADERO

Aragonès y la estulticia

Tenía interés en tragarse el sapo de pisar «Madrit» porque era una forma de lanzar su mensaje a Sánchez: estas son las condiciones

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Carlos Herrera

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Nadie que conozca medianamente ese manicomio político que se llama Cataluña puede sentirse sorprendido por la maniobra propagandística que ayer protagonizó su presidente regional en el Senado. Aragonés se presentó serio y circunspecto, con rostro de agravio permanente y estudiada antipatía, para enviar un ... mensaje a Sánchez, a quien iban dirigidas sus palabras, y la de ganar puntos en su parroquia en su constante duelo con Puigdemont. En la Cataluña independentista se valoran mucho los semblantes de desprecio teatral a todo lo que esté fuera de su ámbito, no solo al resto de España, también a otros catalanes. Poner cara de asco cuando se recibe al Rey, o cuando se hace una referencia a cualquier otra comunidad, es una forma de reafirmarse ante su secta y de demostrar que no se cae en revisionismos: todo buen catalán debe estar muy serio y con un punto de náusea cuando salude a un individuo considerado enemigo de Cataluña, que es casi todo aquél que no abrace la causa de la independencia. Tienen mucho trabajo: el ansia independentista es minoritaria en su territorio.

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