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ANTIUTOPÍAS

México no es país para reyes

La historia no acaba de pasar para nadie y menos para este tipo de personajes providenciales

Modernidad trasatlántica

La refundación nacional de AMLO

Carlos Granés

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Los presidentes como Manuel Andrés López Obrador, lo he dicho muchas veces, no llegan a la presidencia de sus países a gobernar sino a hacer historia. No sólo AMLO, también Petro o Milei: los tres bucean en el pasado para encontrar hechos, injusticias, aciertos o ... heridas que legitimen sus acciones en el presente; usan la historia como un arma política, como una justificación de sí mismos; se sienten predestinados por la providencia para redimir a sus pueblos; creen ser los elegidos para doblegar la historia e inaugurar nuevas eras de prosperidad, pureza, libertad o justicia. Pero si Milei está intoxicado de historia económica, AMLO lo está de historia patria (lo de Petro es mejor soslayarlo). El presidente mexicano encarna un relato de la nacionalidad mexicana que hunde sus raíces en la independencia y la Reforma, episodios en los que una parte de México quiso deshacerse de sus monarquías, y esa obsesión histórica es lo explica su anacrónica pelea con Felipe VI en 2019, y el veto que le impuso y que le impedirá asistir a la toma de posesión de su heredera en 2024.

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