SIN PUNTO Y PELOTA
La enfermera discriminada
Muy pocos políticos han salido a defender la postura –no era necesario compartir las formas– de la joven gaditana
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Iniciar sesiónEstos días, ha habido una chica amenazada por redes, necesitada de ayuda psicológica por ansiedad pero no ha recibido la solidaridad de la sororidad. Es joven, andaluza, enfermera y de esa generación que se graba compulsivamente hablando de todo. Incluso del «puto C-1» en ... catalán que se le exige si quiere opositar en Barcelona, donde lleva trabajando tiempo de interina hablando un castellano en el que le entienden todos. Días después de que se viralizara el vídeo en el que la gaditana se metía con ese requisito discriminatorio, otros sanitarios denunciaron en los tribunales catalanes una convocatoria de empleo público destinada, obviamente, sólo a quien domina un idioma que es cooficial con el castellano en Cataluña. Ya sabemos que, si hay sentencia en contra de la Generalitat, se la pasarán por el forro, que allí la Justicia es lo que los nacionalistas digan y punto. Con el visto bueno del Gobierno de Pedro Sánchez.
Una jovencita nada mimada, ganándose la vida lejos de su casa –como otros mil enfermeros andaluces llegados en 2022 a Cataluña–, ha resultado ser la que ha dicho que el rey iba desnudo en asuntos de discriminación lingüística en oposiciones en España, una queja habitual entre el pueblo llano, ese que comenta la realidad en los bares ajeno a los mantras del politiqués, el mismo que se ríe con la serie de machos alpha, donde el patriarcado opresor no existe. En esas conversaciones a las que debían estar atentos los políticos surge desde hace años la misma pregunta: ¿No es una desigualdad entre españoles que haya unos que puedan opositar en todas las comunidades y otros que sólo puedan hacerlo en las que no tienen requisitos lingüisticos pero donde el castellano es tan oficial como los otros?
Es comprensible que, en la enseñanza, rendidos al modelo de inmersión lingüística, se exijan esos requisitos pero, ¿en medicina? ¿en enfermería? ¿Puede existir quien prefiera a un médico peor pero que domine una lengua cooficial que uno buenísimo que le hable un español que ambos entienden? Deben de existir, claro. Personas con una patología sectaria y discriminatoria, el nacionalismo exacerbado, para la que todavía no se ha encontrado un tratamiento eficaz. Ni siquiera con el «puto C1 de catalán».
Muy pocos políticos han salido a defender la postura –no era necesario compartir las formas– de la enfermera gaditana. Acosada, discriminada, insultada no por ser mujer, simplemente por no compartir las exigencias de una administración, la Generalitat, cada vez más cocida en su caldo intolerante a la disidencia. El PP, por cierto, no podría haberle dado mucho apoyo a la enfermera. Los requisitos existen en Valencia, donde han gobernado mucho tiempo y en la Galicia donde mandó tanto Feijoo. Hay mujeres y mujeres. La enfermera que no se va a sacar el C1 en catalán porque ha cogido muy bien vías en castellano durante meses no es una causa política. Y debería. Además, su vídeo puede ayudar a enfermeros y enfermeras que no dominen el catalán. Sin distinción de sexo, unidos bajo el yugo opresor nacionalista.
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