La utilidad de reconocer y compartir

La Princesa de Asturias, y como ella una generación de jóvenes, se acerca a la mayoría de edad. Es nuestro compromiso acompañarlos, en este tránsito, en su afán de saber, de percibir la realidad en su diversidad para que puedan afrontar sus nuevos desafíos y responsabilidades. Nuccio Ordine, galardonado en la categoría de Comunicación y Humanidades, cuyo prematuro fallecimiento el pasado mes de junio lamentamos profundamente, dedicó su vida a transmitir, con especial atención a las edades tempranas, el valor intrínseco del conocimiento, de la utilidad del arte y de la literatura; en definitiva, de aquello que, señalaba, «nos distingue como humanos y nos hace mejores». Aseguraba el profesor Ordine que «sólo el saber puede ser compartido sin empobrecer; al contrario, enriqueciendo a quien lo transmite y recibe». En esta hermosa enseñanza se refleja la naturaleza de nuestra Fundación, reconocer y compartir. Compartir el legado intelectual y humanístico, reconocer los principios de cooperación y solidaridad, de trabajo por el bien común que se personifican en la obra de nuestros premiados con la aspiración de que sean estímulo, que contribuyan a generar pensamiento y progreso para las generaciones presentes y futuras.

Este compromiso con la sociedad enlaza las trayectorias de excelencia que han sido galardonadas este año. De tal forma, el Premio Princesa de Asturias de las Artes concedido a Meryl Streep distingue no solo a una de las mejores actrices de todos los tiempos, sino además a una de las más respetadas y queridas. Con inmenso talento y versatilidad ha aportado a la cinematografía interpretaciones inolvidables. Personajes femeninos ya legendarios que, arropados por su voz y su mirada, invitan a la reflexión y nos emocionan; como también lo hacen su defensa de la igualdad y su cercanía con quienes ven sus derechos desprotegidos.

Millones de personas en el mundo son víctimas de enfermedades olvidadas por la investigación y la industria, no reciben el tratamiento que necesitan y se encuentran en situación de vulnerabilidad e indefensión. El Premio de Cooperación Internacional ha reconocido en la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas la labor conjunta de cinco entidades que desarrollan medicinas eficaces y asequibles para un gran número de estas dolencias que causan estigma social y muerte. Igualmente, los trabajos pioneros de Jeffrey Gordon, Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler han recibido el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por sus extraordinarios hallazgos sobre el papel esencial que desempeñan las comunidades de microorganismos en la vida sobre la Tierra. Sus investigaciones están siendo decisivas para la gestación de nuevas terapias y muy especialmente contra las bacterias resistentes a antibióticos, una de las mayores amenazas para la salud global.

La obra de Haruki Murakami, Premio Princesa de Asturias de las Letras, innovadora y metafísica, ha cosechado infinidad de lectores en todo el mundo que aguardan sus libros con entusiasmo. Las tramas y los personajes de sus relatos se desenvuelven entre la realidad y la fantasía en un universo propio que armoniza la tradición japonesa con la herencia de nuestra cultura occidental. El Premio Princesa de Asturias de los Deportes ha sido concedido a uno de los mejores maratonianos de todos los tiempos, Eliud Kipchoge, apodado 'el Filósofo' por su destreza estratégica y capacidad de concentración. Un atleta con unas condiciones físicas y humanas excepcionales que no ha olvidado sus orígenes en Kaptagat, en su Kenia natal donde aún se entrena, a la vez quedesarrollauna importante labor social en los ámbitos de la educación infantil y la protección del medio ambiente. También con la mirada dirigida a la infancia, la organización sin ánimo de lucro Mary's Meals, Premio Princesa de Asturias de la Concordia, ha desarrollado un original modelo de gestión que permite la alimentación diaria de más dos millones de niños en países azotados por la pobreza, al tiempo que estimula su escolarización.

En este teatro que hoy acoge la ceremonia de entrega de los galardones, el escritor Amin Maalouf planteaba hace más de dos décadas que «la cultura no es un lujo que podamos permitirnos sólo en las épocas faustas. Su misión es formular las preguntas esenciales. ¿Quiénes somos? ¿Dónde vamos? ¿Qué pretendemos construir? ¿Qué sociedad? ¿Qué civilización? ¿Y basadas en qué valores?». A esa defensa de la cultura, como elemento primordial en la construcción de las sociedades, dedicó su vida como secretario perpetuo de la Academia Francesa la historiadora Hélène Carrère d'Encausse, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Intelectual brillante y profundamente europeísta, su producción historiográfica se erige entre las más significativas para el conocimiento de Rusia y de la Unión Soviética y ha contribuido, en consecuencia, a una mayor comprensión del mundo contemporáneo. Cuando el pasado mes de mayo supo que había sido galardonada manifestaba: «Es un inmenso honor y les ruego acepten mi más profunda gratitud por este prestigioso galardón, broche de oro a mi trabajo». Un testimonio que tras su fallecimiento este verano nos emociona más si cabe.

La ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, en palabras de Su Majestad el Rey, «nos regala cada año la magnífica oportunidad de seguir conociendo historias de esfuerzo y de excelencia, de esperanza y de ilusión, a través de la obra y trayectorias de quienes realmente iluminan estos Premios».

Sirvan estas palabras de aliento y guía en nuestro empeño de seguir comprendiendo el mundo, de completar con el ejemplo de los galardonados nuestro potencial para construir entre todos un mejor futuro.