EL BATALLÓN
Los miserables
Prietas las filas, recias marciales... las escuadras socialistas se pasean también a orillas del Ebro por las almenas del muro levantado por Sánchez
Lo que también abrasa el fuego
Un estruendoso silencio estalló en la bancada socialista, apenas roto con un par de palmas desganadas, cuando en las Cortes de Aragón se anunció la concesión a Javier Lambán del premio Gabriel Cisneros a los valores constitucionales. Los mudéjares muros de La Aljafería se ... abochornaron de repente, avergonzados ante el incomprensible y casi vil desdén al político fallecido a quien fue su jefe de filas durante casi tres lustros y presidente de todos los aragoneses ocho años, hasta la pozoñosa irrupción del sanchismo, con todos sus avíos tósigos y tóxicos, que a la democracia le sientan peor que el veneno de los Borgia.
De 'facha' en 'facha' y no aplaudo porque no toca. Facha el que da nombre al premio, Cisneros, maño de Tarazona y padre de la Constitución en aquellos emocionantes años de la Transición; facha el que lo concedía, el 'pepero' Jorge Azcón, y seguramente devenido 'facha' el que lo recibía póstumamente, pues con García-Page fue el único socialista en activo con arrestos suficientes para enfrentarse a la apisonadora del sanchismo, que, no se engañen, no la conduce Sánchez sino unas veces el forajido de Waterloo; otras Arnaldo, cuyo primer oficio fue el de secuestrador, y otras el golpista Junqueras. De los dos 'herejes', Lambán es el que más valentía y mérito demostró pues, perdido el poder en Aragón, apareció pleno de dignidad como aquel chino de Tiananmen, solo ante los tanques en la inmensidad del oficialismo dominante y atosigante de Ferraz. Qué lección les dio en vida a todos los socialistas, qué valentía, qué honradez y qué coherencia ante la desnutrición galopante de valores democráticos, y hasta simplemente humanos, del sanchismo, un movimiento que se prometía redentor para el PSOE y que, con Ábalos y Cerdán a la cabeza de Ferraz, ha terminado por enterrar la imagen del partido con malas artes de mangoleta, al margen del estropicio para las libertades y los derechos de los españoles que se perpetra desde La Moncloa. Negándole el aplauso a Lambán, los diputados socialistas de las Cortes de Aragón no sólo demostraron su baja condición humana y la ausencia de los valores elementales básicos de la persona, sino que alardearon de su cobardía, timoratos ante la amenaza de que «el que se mueva no sale en foto», ancestral en el partido fundado por Pablo Iglesias. Prietas las filas, recias marciales... las escuadras socialistas se pasean también a orillas del Ebro por las almenas del muro levantado por Sánchez, el mismo al que ahora quieren promover al Nobel de la Paz después de haber partido en dos el país, de distinguir entre españoles buenos y españoles malos.
Lo que no alcanzaron a entender los diputados socialistas aragoneses que el otro día le negaron el homenaje póstumo es que le estaban levantado un monumento con su rácano, chorompo y ruin silencio, que su miserabilidad es directamente proporcional a su canguelo –es una tristeza estar encadenados al Fortasec– y que muerto él a ellos no se les ha acabado la rabia. Ese fue el triunfo postrero y definitivo de Lambán sobre el sanchismo.