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la tercera

Hacia el caos

En tanto que, fingidamente, Sánchez deshojaba la margarita, ministros y militantes se entregaban a extremos de sumisión deplorables

carbajo y rojo

Álvaro Delgado-Gal

No ha sido infrecuente oír, en los medios de comunicación, la especie de que Sánchez ha amagado con volar la santabárbara para, al final, dejar las cosas como estaban. Yo soy menos optimista. El 29 de abril seguí por la radio, con profunda preocupación, la ... alocución del presidente. A partir de cierto momento empecé a tener la certeza de que, contra lo esperado, Sánchez iba a seguir apalancado en La Moncloa, lo que no auguraba nada bueno. Pero eso no fue lo principal. Ni siquiera lo fue el que Sánchez no dejase de mentir, hecho en él desdichadamente habitual. Lo que en definitiva me impresionó más fue la violencia de su intervención, así como las galanuras sentimentaloides con que decidió decorarla. Vayamos por partes.

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