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LA ALBERCA

¿El Constitucional de quién depende?

El nombramiento del exministro de Justicia como miembro del TC culmina la obra destructora de Sánchez

Alberto García Reyes

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La naturalización del escándalo es el último estadío del declive de un régimen. El sanchismo es frenético, va de la rebaja de los delitos de sedición y malversación a la ley del 'sí es sí' en un tris. De los indultos a la ley de ... protección animal. De la lucha contra la corrupción a la defensa de los condenados. Del presupuesto electoralista a la mayor inflación de la historia. De la ley de la eutanasia a la de familias. Del acercamiento de presos de ETA a la valla de Melilla. De la humillación de Otegi a cambio de sus votos a la de Junqueras. De la exministra de Justicia nombrada fiscal general del Estado al exministro recolocado como magistrado del Tribunal Constitucional... 'In ictu oculi'. Sonaba desafinada la partitura de Sánchez para destruir las instituciones, pero en un santiamén ha pasado a la cacofonía de la devastación de los principios constitucionales. El sanchismo no sólo ha atacado el corpus, sobre todo está arrasando el alma de la democracia. El ataque a lo tangible debilita, pero el acoso a lo intangible liquida. Y hoy mariposean sobre nuestras cabezas (de ganado, según nos trata el aparato gubernamental) unas alas de cataclismo que ya no sabemos si provocan más cansera que amargura o más cabreo que fatiga.

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