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Una trampa saducea para Rajoy

A Jesús le venían a cada poco con preguntas taimadas, con la intención de que errase en su respuesta; lo que parecía inevitable, porque en la disyuntiva que tales preguntas planteaban se agazapaba siempre el error, no importa cuál fuese la opción elegida. A estas ... preguntas taimadas las llamamos «trampas saduceas», aunque en desagravio de los saduceos haya que reconocer que no fueron los únicos que emplearon esta añagaza; y no la emplearon tanto, desde luego, como los fariseos, incansables en la maquinación de trampas dialécticas que ponían a Jesús en el brete de infringir la ley de Moisés, utilizando como excusa lo mismo a la mujer adúltera que el tributo del César. Jesús esquivaba estas trampas saliéndose, como diríamos hoy, por la tangente; o sea, abriendo un nuevo camino inesperado entre los dos atolladeros que le planteaba la disyuntiva. Y así dejaba a saduceos y fariseos con tres palmos de narices.

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