Suscribete a
ABC Premium

Sánchez alivia a los golpistas

Al ordenar a la Abogacía del Estado que no acuse de rebelión a los acusados del «procés», Sánchez parece dispuesto a pagar el precio que sea para retener el poder, llevando su complicidad con el separatismo a límites cercanos a la prevaricación

ABC

El «gesto» más explícito del Gobierno hacia los independentistas ha consistido en arruinar el prestigio de la Abogacía del Estado obligando a que acuse por un delito de sedición a los principales responsables del proceso separatista en Cataluña. Durante todo el proceso penal, el reconocido ... servicio jurídico del Estado había apoyado en todo momento los planteamientos tanto del juez Llarena como de la Fiscalía General, lo que hace extravagante e inexplicable técnicamente este giro de última hora. La causa es puramente política. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, ha impuesto su criterio y con la firma de la abogada general del Estado, Consuelo Castro, dará el lamentable espectáculo de contradecir la probable acusación de la Fiscalía por rebelión. Las instituciones llamadas a representar los intereses públicos -los de la Administración General del Estado y los de la sociedad- van a concurrir con planteamientos divergentes al proceso penal más trascendente de la historia democrática. Lo más intolerable de esa disparidad de criterios es que no responde a un análisis jurídico, sino a la necesidad partidista del Gobierno de Pedro Sánchez de demostrar servilmente a los separatistas que está haciendo lo que puede para socavar la unidad de actuación de las instituciones estatales responsables de defender el interés público.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia