Enfoque
Verdadera devoción por Cuerda
Muere el director de «Amanece que no es poco»
Hay trekkies para «Star Trek» y hay amanecistas para «Amanece que no es poco». Ninguna película española, aunque sea superior, ha concitado una camarilla, un grupo de fans, gente que va de excursión cinéfila a los pueblos albaceteños de Ayna, Liétor o Molinicos, gente que ... se sabe de memoria los diálogos. «Eres minoría étnica». «Bueno, minoría étnica y negro como un tizón». «Buenas noches, que quería yo hablarle de Dostoievski». «Ah, pues muy bien, encantada. Ahora mismo bajo». «Y ahora, para rematar, me dicen estos amigos que ha escrito usted “Luz de agosto”, la novela de Faulkner. ¡De William Faulkner! ¿Y no podía usted haber plagiado a otro? ¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?». Hay amanecistas, no hay verduguistas, no hay escopetistas, no hay viridianistas.
Claro que «Amanece que no es poco» no es la única película de José Luis Cuerda, desaparecido ayer a los 72 años (¿qué edad es esa para morirse?). En su haber, «El bosque animado», «La lengua de las mariposas», «Los girasoles ciegos». Y la serie absurda y surruralista: «Total» para la televisión (como «Mala racha», un drama pugilístico), «Amanece...», «Así en el cielo como en la tierra» o «Tiempo después». También sus libros. «Memorias fritas» o los «inteletos» de «Me noto muy cambiá». Los «inteletos» eran ocurrencias. Cuerda tenía muchas.
No sé si tuvo un irse, un apagarse como el del personaje de «Amanece...» con el que disfruta el médico. Pero tuvo un estar magnífico. Y un padre que ganó al póquer un piso a estrenar en el paseo de La Habana. Para Berlanga, el de «Amanece...» era el mejor reparto del cine español. Álex de la Iglesia dijo a Cuerda que «Amanece...» era mejor que «El discreto encanto de la burguesía». «No exageres», terció. «Sabes que no exagero». «Vale».