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Quinielas

Confiar en un ataque de sensatez soberanista es un rasgo de generosidad intelectual susceptible de acabar en melancolía

Ignacio Camacho

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Ahora sí toca esperar. Toda la pasividad que el Gobierno ha desplegado en el conflicto de Cataluña cobra, quizá por primera vez, sentido en la expectativa de la investidura de un nuevo presidente. En otras razones por la fundamental de que ni el ... Gabinete ni los partidos constitucionalistas poseen la iniciativa en un procedimiento que el soberanismo debe resolver salvando sus propias contradicciones entre la legitimidad presunta y la ley cierta. En esta ocasión, y no en otras en que pudieron tomarse decisiones políticas que no se adoptaron, el Estado sólo tiene a su alcance una estrategia: aguardar a que el Parlamento autonómico mueva ficha y dejar que la Justicia resuelva, evitando especulaciones fantasiosas que en medio del desvarío separatista tendrían el mismo valor, o menos, que apostar en una quiniela.

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