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El obispo Munilla

LOS curas, al comienzo de la misa, repiten aquellas palabras que San Pablo dirigía a los cristianos de Corinto: «Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros». Y yo me pregunto qué ... sentirán los curas guipuzcoanos que emitieron aquel «comunicado» en el que lamentaban el nombramiento de José Ignacio Munilla como obispo de la diócesis de San Sebastián cada vez que pronuncian estas palabras en la misa; porque si la comunión fraterna entre los creyentes es un don específico del Espíritu Santo, la ruptura de esa comunión tiene que ser necesariamente pecado contra el Donante, y sospecho que no de los de más fácil remisión. Pero probablemente los curas que firmaron aquel comunicado no tuvieron siquiera conciencia de estar rompiendo la comunión de la Iglesia; y seguirán repitiendo esas palabras, al comienzo de cada misa, como quien repite una fórmula maquinal, olvidados de aquella exhortación que también dirige San Pablo a los corintios: «Os ruego, hermanos, que todos habléis igualmente y no haya entre vosotros cisma, sino que seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir. He sabido que hay entre vosotros discordias, y que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo?».

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