Que no pase nada

Si Torra desafía ahora a Sánchez ¡qué no hará cuando el Gobierno tenga los poderes limitados!

19/02/2019 a las 01:01h.

A partir del 28 de abril los españoles comprobaremos hasta qué punto puede ser una insensatez convocar elecciones en todos los niveles de gobierno en un contexto multipartidista. Los próximos comicios generales dejarán el país en manos de un Ejecutivo central en funciones, que no ... habrá recuperado sus competencias para cuando los ayuntamientos, trece autonomías y el Parlamento Europeo entren en interinidad. Casi nada. Crucemos los dedos por lo que pueda pasar. Se anticipan semanas, por no decir meses, de negociaciones antes de que las administraciones recuperen sus plenas capacidades. Y todo ello con una delicada situación en Cataluña, las aún impredecibles consecuencias del Brexit o los nacionalismos exacerbándose en todos los frentes, por citar las cuestiones más graves.

Cuando llegó el multipartidismo, Mariano Rajoy pasó diez meses en funciones antes de volver a ser investido. ¿Se ha detenido Pedro Sánchez a pensar en que una vez se celebren las elecciones difícilmente podrá aplicarse el artículo 155 en Cataluña hasta que se forme el nuevo gobierno? ¿Se le ha olvidado que un Ejecutivo en funciones no puede ir más allá de cuestiones ordinarias y que sobre el juicio del procés abierto sobrevuelan mil y una amenazas del independentismo? Por no poder, un Gobierno interino no puede ni siquiera designar a un nuevo ministro tras el cese de otro. Parece, por tanto, complicado que pueda apercibir a un presidente autonómico en caso de desobediencia. Menos aún retirar competencias a una comunidad. Si Quim Torra ha desafiado sin pudor a Sánchez llamando a la vía eslovena, ¡qué no se le ocurrirá cuando el líder socialista tenga sus poderes limitados! Da miedo solo pensarlo.

Por si no fuera suficiente la osadía, el presidente solapa la formación del nuevo gobierno con unas elecciones autonómicas. Ni aposta se podrían complicar más las negociaciones para la constitución del próximo Ejecutivo y también de Las Cortes. O muy clara resulta la ecuación para llegar a La Moncloa o los acuerdos no arrancarán en serio hasta después del 26 de mayo. ¿Hay más? Por supuesto. La coincidencia de las elecciones generales con las autonómicas dejará en el aire la composición definitiva del Senado. Unos 35 escaños no tendrán propietario final hasta que las trece comunidades que celebran elecciones conformen sus parlamentos y elijan a sus senadores. En ausencia de mayoría absoluta, como parece, estos escaños pueden ser decisivos para inclinar el control del Senado hacia un bloque u otro. Y la incógnita no se despejará hasta junio. Podemos prepararnos para una racha de Gobierno en funciones.

Lo más triste es que ninguna de estas circunstancias es sobrevenida. El Gobierno podría haber anticipado todos estos problemas con cinco minutos de reflexión sobre los distintos escenarios posibles. En clave de interés general, por supuesto. En el Falcon, Sánchez tuvo tiempo para hacerlo. Ahora solo nos queda cruzar los dedos. Y esperar que no pase nada.